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Gemma Martínez.CEDIDA

“Viajo un par de veces al mes a Oviedo y al compartir gastos ahorro un 80%”

“Realizar el trayecto yo sola acababa siendo inviable a nivel económico”

La vida de Gemma Martínez cabalga entre Asturias y Galicia desde hace unos meses. Vive en Sanxenxo desde septiembre pasado, después de que tuviese que trasladarse a trabajar al concello pontevedrés de Moaña. Hasta ese mes vivía en Oviedo con su pareja, por lo que cada vez que puede viaja a esa ciudad para encontrarse con él. Cuando no es así, el viaje lo hace él. “Viajo una o dos veces al mes a Oviedo y sería inviable asumir el precio yo sola con los precios a los que está la gasolina. Él me dijo que probase a compartir viaje y así lo hice”, expone sobre un hábito que ha hecho fijo.

El sábado, por ejemplo, había anunciado su viaje desde Moaña a Oviedo en “Blablacar” a un precio de 20 euros para cada acompañante. “Viajar solo te puede salir en 70 euros tan solo en gasolina, así que compartiendo puedo ahorrar un 80%”, explica. El sábado tenía tres pasajeros, aunque cuando lleva su bicicleta el espacio se reduce. Una de las viajeras, por cierto, se quedó en tierra al equivocarse de fecha.

“Yo ya usaba este tipo de aplicaciones para compartir viajes hace años porque algunas vacaciones iba sola. El año pasado, mi novio comenzó a usarla para viajar a Galicia y me propuso que hiciese lo mismo. Y le hice caso. Ahorras y en algunos casos puedes sacar algo más del coste del combustible, pero también hay que mantener el coche”, comenta esta joven de 31 años, que trabaja en una gran superficie comercial en Moaña.

Uno de los principales motivos de compartir coche es la falta de alternativas. “El bus es carísimo y tarda una barbaridad. Sale de Vigo a las cinco de la tarde y llega a Oviedo a eso de la una de la madrugada. También hay otro que tarda ocho horas yendo por León. Y la comunicación por tren es imposible, tendría que viajar en tren a A Coruña, de allí a Ferrol y allí tomar el FEVE hacia Oviedo”, enumera sobre las opciones disponibles. El coche gana por goleada.

Mascarillas

La pandemia del COVID-19 alteró la vida de toda la sociedad, con un gran miedo a los contagios en los primeros meses de aparición. Las restricciones y medidas de seguridad como las mascarillas parecen no haber afectado al auge de estos viajes compartidos. “Al principio, me costó volver a compartir coche por el COVID, pero llevamos mascarillas todo el rato, así que no corremos tanto riesgo”, comenta Gemma. “Además, nadie puso problemas por ello; de hecho, nunca tuve que pedirle a nadie que se la pusiese porque lo hacían por ellos mismos”, concluye.

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