Se acabaron los desvelos nocturnos del ganadero o las llamadas intempestivas al veterinario por el parto dífícil de una vaca. Un nuevo dispositivo que ya usan unas 200 explotaciones bovinas en Galicia envía un mensaje SMS al móvil del granjeroy a su correo electrónico con la hora estimada del parto luego de medir las contracciones del animal. El objetivo es reducir la mortalidad de terneros y el estrés del empresario. Y es que pocos conocen la gran preocupación de los ganaderos cada vez que una de las vacas de su cabaña se pone de parto. Puede ir todo sobre ruedas, pero también complicarse tanto que el ansiado nacimiento del becerro sea fatal, lo que repercutirá de forma emocional y financiera sobre el productor.
Objetivo: granjas más eficientes y ganaderos menos estresados
Así, la idea es simple: el aparato se coloca en el rabo y permite predecir el tiempo estimado en el que llegará el ternero. El concepto IoT, por sus siglas en inglés Internet of Things, llega a la ganadería con fuerza. Así, aparecen las vacas 4.0. Y el uso de estos sensores ya se extiende a unas dos mil granjas en España.
Entre las ventajas del sistema se encuentra que el aparato funciona en cualquier lugar del mundo con señal GPS, que no precisa hardware adicional y notifica los mensajes hasta a dos móviles diferentes.
Estamos acostumbrados a vivir en un entorno en el que el papel de la tecnología se ha hecho protagonista. Está cada día más presente en objetos cotidianos y de ahí que elementos de nuestro día a día, mediante la incorporación de sensores, capacidad de procesamiento y software, permitan el intercambio de datos con otros sistemas o dispositivos a través de internet. Una vez entendido este concepto, es cada vez más fácil encontrar dispositivos tecnológicos en ámbitos en los que nunca habíamos imaginado, como es el caso del sector ganadero. Ayudan a predecir las plagas, a diseñar las raciones alimentarias del ganado y, ahora también, a predecir los partos.
Un ejemplo de la adaptación de este sector viene de la mano de “Moocall”, una empresa irlandesa del sector agritech comprometida con la creación de productos que hacen que las granjas sean más eficientes y la vida de los ganaderos menos estresante. Es una de las firmas que comercializa el citado aparato. Tras colaborar con más de 15.000 granjas de 65 países para permitir a los ganaderos conectar con sus animales, ha aterrizado en Galicia.
El sensor de partos es capaz de medir las contracciones del rabo de las vacas y novillas para predecir con exactitud cuándo van a parir. Es ajustable a cualquier tamaño de vaca y se puede utilizar en reses de cualquier raza. Va midiendo las contracciones y automáticamente calcula la hora más probable del parto. Así, cuando estima que falta una hora, envía un SMS, email y notificaciones hasta a dos dispositivos móviles. Después del parto, el sensor se le coloca, en su caso, a la siguiente vaca que esté próxima también a parir. Cambiarlo de res, según dicen los impulsores del sistema, es muy sencillo. También aseguran sus comercializadores y diseñadores que con una buena organización, un solo aparato será suficiente para un rebaño de treinta
De los 2.000 usuarios que tienen en España, la mayoría están repartidos principalmente entre Galicia y Asturias, donde cuentan con el apoyo de tres socios distribuidores. Fuentes consultadas aseguran que el precio de este sistema ronda los 340 euros.
Moocall, que ha recibido el apoyo y el asesoramiento de Enterprise Ireland, la agencia de exportaciones del Gobierno de Irlanda, ya ha accedido a mercado gallego. Según el jefe de operaciones de Moocall, David Skelly “el año 2022 va a suponer un crecimiento sustancial en el que pondremos nuestra atención en seguir creciendo en España, y trabajando con nuestros socios distribuidores para promover una ganadería con tecnología puntera”.
Disrupción tecnológica en el agro
“El pasado mes de abril teníamos una novilla primeriza. Estábamos muy pendientes del parto viniendo varias veces desde Lugo”, explica un ganadero. “Un día por la noche no notamos nada pero, cuando llegamos a la mañana siguiente había tenido un parto con dos crías y las encontramos muertas. Ante esto buscamos una solución. Primero pensamos en poner cámaras de vigilancia, pero en nuestro caso no eran viables”, explica el granjero en relación a la disposición del rebaño por toda su finca. En ese momento, en la explotación tomaron la decisión de usar el sensor de partos. El responsable explica que tiene autonomía para aproximadamente cuatro semanas. El campo del agro está experimentando en los últimos años una completa disrupción tecnológica, en la que la tecnología ha adquirido el papel de ofrecer soluciones innovadoras y ha llegado para revolucionar antiguos modelos de negocio.