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El perfil del emigrado: de 30 a 45 años, con estudios básicos y para empleo no cualificado

Dos obreros de la construcción en un edificio. | // J. C.

Durante el año de la pandemia el saldo entre los trabajadores que se marcharon de Galicia y los que vinieron –en ambos casos con contrato– se equilibró bastante debido a la paralización de la actividad económica. Pero con la recuperación iniciada este año, la comunidad vuelve a su dinámica habitual, dominando ampliamente el colectivo de los que se van frente al de los que se instalan para emprender una experiencia laboral. El saldo es negativo para Galicia porque “emigran” más a otros territorios dentro de España que los que “inmigran”. Fue de 4.416 en el segundo trimestre de este año. Y su perfil está bien definido: varón de entre 30 y 45 años, con estudios primarios o sin acreditar y reclamado para trabajos no cualificados.

Esta es la radiografía que cada tres meses dibuja el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en su estudio de la movilidad interautonómica de la contratación. Mide solo la migración entre comunidades autónomas –la exterior queda al margen– y los contratos firmados, por lo que su número no se corresponde exactamente con el de trabajadores, ya que en tres meses estos pudieron tener más de una relación laboral. Pero el perfil sí que responde a la realidad del empleado que abandona Galicia para ponerse a trabajar en otra autonomía.

En 2019, Galicia registró un saldo negativo de 28.474 acuerdos laborales, cifra que el año pasado descendió a 13.018 debido al efecto COVID, que frenó las contrataciones y paralizó los despidos mediante los ERTE. Pero ya en el primer trimestre de este año se superaron los 4.000 contratos de diferencia, volviendo a la tendencia habitual de la comunidad gallega. Cifra que superó antes del verano porque, según el SEPE, entre abril y junio vinieron trabajadores a Galicia para cubrir 8.788 contratos, pero se marcharon 13.204, lo que arroja un saldo negativo de -4.416.

De los que se fueron, casi 8.700 eran varones; 5.700 tiene entre 30 y 45 años; 4.300 tiene una formación educativa básica o no la acreditan y algo más de 3.000 fueron contratos para realizar tareas profesionales que no están cualificadas. Por sectores, la mayor demanda se centró en la rama de servicios.

Evolución de la movilidad de contratación

El saldo solo resultó positivo en la provincia de A Coruña, con 552 contratos. En el resto fue negativo, sobre todo en la provincia de Pontevedra (-3.375), seguida de Ourense (-1.007) y Lugo (-586). Un esquema el de las cuatro provincias que también se produjo en el primer trimestre del año.

¿Hacia dónde van los trabajadores que dejan Galicia? Principalmente a la comunidad de Madrid. Allí se registraron 4.604 contratos de alta de personas que residían en Galicia. Y es que Madrid es la principal receptora de trabajadores, tanto que su saldo positivo fue en el segundo trimestre de 48.443, el más alto de España. Como segundo destino de los gallegos aparece Cataluña (1.777), seguida de Andalucía (994).

La primera comunidad de procedencia de los que vienen a Galicia es también Madrid (1.810), seguida de Castilla y León (1.247) y Andalucía (1.228).

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