–Usted fue uno de los autores del estudio “Desafíos de una sociedad envejecida y en declive: desequilibrios territoriales y prestación de servicios” del Foro Económico de Galicia. ¿Le parece atinada la predicción de un 30% más de dependientes con derecho a prestación en 2035?

–Se trata de uno de los posibles escenarios base, en principio conservador.

–¿Existe conciencia de la dimensión del desafío?

–Creo que la sociedad y la administración son conscientes del reto que supone, aunque quizás no tengan muy claras las diferentes implicaciones económicas y sociales dada la intensidad prevista en las estimaciones sobre el envejecimiento.

–¿Cuáles serán?

–Las consecuencias son múltiples y muy relevantes. Las directas no sorprenden. Necesitamos un mayor esfuerzo en atención de los mayores y dependientes, lo que modificará las prioridades de gasto público, pero también la producción de bienes y servicios privados (cambio en los patrones de consumo por edades), la demanda sectorial de empleo y las calificaciones del mismo. Las indirectas son gran calado. El cambio en la estructura por edades de la población supone la necesidad de un nuevo pacto intergeneracional que tenga en cuenta que el futuro no será lo que teníamos en el pasado y los acuerdos existentes de solidaridad intergeneracional no serán sostenibles en los mismos términos.

–En su estudio publicado por el Foro Económico apuntaba la necesidad de situar el envejecimiento como una prioridad. ¿Se está haciendo?

–La mejor respuesta ante el incremento futuro de los dependientes con derecho a prestación es conseguir que no se produzca o lo haga con menor intensidad. Para ello, la mejor medida posible es dedicar más esfuerzos a prevención y lograr que la prevalencia de la dependencia por edades sea menor en el futuro próximo. Existen importantes diferencias en esperanza de vida libre de discapacidad por territorio en el Estado español, lo que nos indica que tenemos un importante margen de mejora. Para ello, debemos tomar medidas en muchos campos, desde la educación (promoción de una vida saludable) al diseño de nuevos servicios a la comunidad. Desgraciadamente, todos coincidimos en la prioridad, pero los esfuerzos de los dos últimos años, en gran medida como consecuencia directa de la pandemia, parecen ir en dirección contraria.