La relación entre el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y el BNG ha acabado en divorcio antes incluso de celebrar la boda. Los socios que pilotan el Ejecutivo central han logrado apoyos suficientes para sacar adelante los presupuestos generales del Estado para 2021 sin necesidad del único diputado del Bloque en Madrid, lo que les ha permitido cortarle las alas a una formación que en julio se situó como clara alternativa al PP de Feijóo en Galicia y que ahora deberá replantearse su estrategia.

El pasado 3 de enero, la nacionalista Ana Pontón acudió al Congreso para acompañar a Néstor Rego, el diputado que volvía a recuperar la voz frentista en las Cortes. Allí, firmó un acuerdo de investidura que como principal logro presentaba la rebaja de peajes de la AP-9 y la supresión del tramo Vigo-Redondela. “Un solo diputado del BNG condiciona la gobernabilidad del Estado y logra beneficios prácticos para la sociedad”, proclamó entonces en compañía de la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra.

Hoy el Bloque ya no condiciona la gobernabilidad estatal, si bien a cambio no está atado a Madrid y a posibles agravios. PSOE y Unidas Podemos han conseguido orillar al nacionalismo gallego al obtener votos suficientes para sacar adelante sus cuentas, que serán apoyadas al menos por PNV, ERC y Bildu.

La estrategia ha retirado al BNG la bandera de ser determinante en Madrid para dar aire así también a las fuerzas gallegas que sostienen al Gobierno central tras la debacle histórica del pasado 12 de julio. Entonces, el PP de Feijóo no solo obtuvo su cuarta mayoría absoluta, sino que el BNG se disparó hasta su techo histórico: 19 diputados. El PSdeG quedó varado en 14 actas y el universo político vinculado a las mareas y Podemos fue barrido del mapa. En el BNG sospechan que existe una intencionalidad en lo que consideran un portazo a su diálogo para evitar que crezca su influencia política. En este aspecto, resulta más urgente para Podemos que para los socialistas recuperar terreno, pues los morados corren el riesgo de perder sus dos actas en el Congreso –por Pontevedra y A Coruña–, una de ellas en manos de la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

El pulso es evidente, como demostraron las declaraciones de Pontón y del líder del PSdeG, Gonzalo Caballero, este fin de semana en FARO. Ambos reivindicaron como logro propio la rebaja de peajes en la AP-9, aunque ninguno pudo concretar cuándo se materializará. Lo que parece evidente es que si se produce un acto público el día en que ya no sea necesario pasar por caja para circular entre Vigo y Redondela –se pagará con cargo a los presupuestos estatales– serán los cargos del Gobierno central lo que aparecerán en la foto.

El tono crítico entre ambos bandos se ha ido recrudeciendo con el paso de los días antes de la aprobación mañana de las cuentas estatales, que incluyen un 11% menos de inversión directa en Galicia que las actuales cuentas, prorrogadas desde 2018. Los 832 millones que irán a parar a la comunidad son la cifra más baja en 15 años.

El BNG considera que existen aspectos positivos en las cuentas, pero son insuficientes. PSOE y Unidas Podemos cargan contra los de Ana Pontón por no alinearse con las “fuerzas progresistas”.

El lunes, el secretario xeral de Podemos Galicia y diputado en el Congreso, Antón Gómez-Reino, aseguró que el BNG caería en la “irrelevancia” si no apoyaba el proyecto presupuestario, opción descartada por Pontón (se debaten entre el rechazo y la abstención).

Ayer, los socialistas afilaron las flechas. Pablo Arangüena, viceportavoz parlamentario del PSdeG y uno de los más estrechos colaboradores de Gonzalo Caballero, arremetió contra el BNG, socio en tres de las cuatro diputaciones que gobiernan los socialistas en Galicia. “Está haciendo el ridículo y el caldo gordo a la derecha”, le reprochó en rueda de prensa. “Está manteniendo una posición irresponsable y haciendo el ridículo. Y además, una posición completamente inútil para Galicia”, añadió. "Afirmar que los presupuestos más sociales de la historia son malos para Galicia no solo es mentira, sino que es una afirmación absurda”, finalizó.

“Maltrato” a Galicia

Los socialistas vinculan la caída del 11% de la inversión directa con la necesidad de pisar el freno tras años de fondos para un AVE a punto de finalizar y alegan que, aun así, “se invierte más por gallego que por catalán, andaluz o valenciano”. De nuevo, el PSdeG cierra filas con el Ejecutivo central que capitanea Pedro Sánchez, aunque esa actitud penalizó sus resultados por ocultar un perfil propio en las elecciones autonómicas de julio, según el análisis de Gonzalo Caballero.

Los guiños desde Moncloa parecen escasos de momento. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, presentó ayer sus cuentas en el Congreso y apenas dejó un mensaje, asegurando que los corredores de mercancías Atlántico y Mediterráneo “son imprescindibles”, después de haber ensalzado el mes pasado que en este último “no hay nada que inventar” frente al primero.

En esa cita, Néstor Rego consideró las cuentas “un maltrato” a Galicia y atacó a PSOE y UP. “Qué tristeza que haya diputados gallegos que, en vez de trabajar para que sus partidos no maltraten a Galicia en los presupuestos, dedican todos sus esfuerzos a justificar una clara discriminación a nuestro país. En fin... cosas del sucursalismo sumiso a lo que mande Madrid”, expuso luego.