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El Covid-19 cambia el escenario político de Galicia, que hoy debería haber votado

La pandemia impondrá una reformulación de campañas y estrategias cuando se convoquen nuevos comicios

Galicia debería celebrar hoy unas elecciones autonómicas que testarían la fortaleza del PP de Alberto Núñez Feijóo en su intento de obtener su cuarta mayoría absoluta consecutiva y las de una oposición en la que el PSdeG recibía el viento en las velas de la Presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez. La crisis sanitaria causada por la pandemia del Covid-19, sin embargo, no solo aplazó de forma inédita los comicios -al igual que en Euskadi-, sino que sacudió la escena política, dándole un vuelco y abriendo un horizonte en el que la respuesta a la emergencia será determinante en los resultados. De hecho, las citas gallegas y vascas, sin fecha definida, serán el primer termómetro de la opinión ciudadana sobre la actuación de las administraciones en esta coyuntura.

La situación política ha derivado en la existencia de dos bloques discursivos, que se intercambian dentro de las mismas organizaciones en función de la situación: el institucional y el partidista. Sánchez, Yolanda Díaz o Feijóo adoptan el primero; Pablo Casado, Gonzalo Caballero o Antón Gómez-Reino, el segundo, por ejemplo.

La tentación de usar los evidentes errores de gestión en la crisis sin tamizar el tono por la magnitud de la pandemia incorporan el riesgo de trasladar una imagen de querer aprovechar la situación para sacar rédito político.

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La prioridad es atender a los enfermos, contener el coronavirus y paliar los daños económicos, pero la cita con las urnas sigue revoloteando las mentes de los políticos. El contexto gallego ofrece una situación doblemente inédita: por la pandemia y por carecer de Parlamento ante tamaño desafío, pues fue disuelto por el adelanto electoral de Feijóo, previo al tsunami sanitario gestado en Wuhan.

El presidencialismo habitual de Feijóo carece de un contrapeso parlamentario, hecho criticado por la oposición, que incluso se ha unido para denunciar la manipulación informativa de la TVG.

Feijóo ha optado por combinar sus mensajes de "lealtad institucional" al Gobierno, al que ya ha comenzado a criticar, aunque en un tono menos duro que el PP estatal, con reivindicaciones de su gestión precoz de la respuesta a la pandemia, por ejemplo, comprando material antes que otras comunidades o decretando la emergencia sanitaria en la comunidad poco antes de la imposición del estado de alarma, pese a los pocos casos entonces detectados en Galicia.

Tras once años gobernando con mayoría absoluta y asumiendo el timón de San Caetano cuando la crisis de 2008 llegaba a Europa, el titular de la Xunta se juega gran parte de sus bazas en estos momentos. Evitar grandes errores resulta clave. El terreno más sensible es el de la gestión de las residencias de mayores, competencia autonómica, pese a que la Xunta ha señalado al Gobierno central como responsable del aumento de enfermos en ellas.

El PP es, quizás, el partido menos afectado por la crisis en términos de estrategia política, pues el presidencialismo de su apuesta se mantiene, con Feijóo alejándose del tono de Casado, como hizo tras las elecciones de mayo del año pasado. La oposición, sin embargo, debe reformular mensajes sin la plataforma que le permite confrontar con Feijóo y con el obligado segundo plano que confiere la emergencia actual.

Esta, sin embargo, pasará y Galicia deberá afrontar las elecciones, cuya fecha quiere consensuar la oposición, pero que puede fijar de forma unilateral Feijóo.

El socialista Gonzalo Caballero, reacio en un primer momento a aplazar las elecciones, fía su resultado al viento de cola de Moncloa, como sucedió en 2005 tras la victoria de Zapatero, pero su aspiración a presentarse como líder de la alternativa se difumina por las actuales circunstancias.

Como el resto de la oposición, una vez finalice la crisis deberá recuperar terreno. Por ello, pide elevar el papel de la diputación permanente, el órgano de guardia del Parlamento, y no solo ganar visibilidad en momentos de ruedas de prensa continuas de Gobierno central y Feijóo, sino fiscalizar a la Xunta. El presidente autonómico compareció en una ocasión en ese órgano, como el vicepresidente Alfonso Rueda o la conselleira de Política Social.

El papel del Gobierno también contribuye a reforzar a En Común, la coalición de Podemos, EU y Anova y a su candidato, Antón Gómez-Reino. Las medidas sociales impulsadas por la parte morada del Ejecutivo central de coalición serán reivindicadas como propias.

En ese terreno, el BNG, al alza en las últimas citas, se encuentra en una posición difícil, con su líder, Ana Pontón, arrinconada en un momento mediático con los focos en Moncloa y San Caetano. Pese a ello, fue de las primeras en apoyar el aplazamiento electoral.

En los cuarteles de los partidos la cuestión electoral es secundaria, pero todos creen que el papel que desempeñen ahora determinará gran parte del resultado, si no todo.

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