La incertidumbre sobre las elecciones del 5 de abril en Galicia y Euskadi aumenta a medida que se expande el coronavirus. El Gobierno vasco estudia ya las vías legales para suspender los comicios, aunque sitúa esa competencia en la Junta Electoral Central. Mientras, la Xunta no desea cambiar el calendario, pero estaría justificado por criterios sanitarios. "Antes de cualquier proceso electoral está la salud de los ciudadanos", expuso ayer el presidente del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo.

La cifra de contagiados no deja de aumentar en España, con 2.152 afectados y 50 muertos. El Gobierno de Pedro Sánchez y las comunidades temen el colapso de los servicios sanitarios si no se contiene la crisis, que se produce a menos de un mes de los comicios de Galicia y Euskadi. En la primera se han confirmado 39 enfermos de COVID-19; en la segunda, 261 y 6 muertos.

La Xunta ha prohibido los eventos con más de un millar de personas y limitado las visitas a enfermos en los hospitales, entre otras medidas, y el País Vasco ha suspendido las clases en Álava. En ese contexto, se antoja un riesgo de disparar los contagios en los colegios electorales el 5-A. En 2016, votaron alrededor de 1,5 millones de personas en Galicia y un millón en Euskadi.

El lehendakari Íñigo Urkullu reconoció ayer que su Gobierno "está analizando legal y jurídicamente las circunstancias que pudieren afectar a la convocatoria electoral", si bien aclaró que la decisión compete a la Junta Electoral Central, una cuestión sobre la que existe controversia.

La legislación española no contempla esa medida, por lo que la única vía posible sería declarar el "Estado de alarma", previsto, entre otras situaciones, para "crisis sanitarias tales como epidemias". Los juristas no se ponen de acuerdo sobre si esa figura ampararía borrar del calendario unos comicios.

El asunto fue abordado ayer por la Junta Electoral Vasca, que reconoció la "laguna legal" sobre esa suspensión, que en todo caso no sería competencia de ese órgano. Pese a ello, tomó medidas de cara al 5-A para reducir el riesgo de contagios. Se instalarán dispensadores de desinfectantes en los colegios electorales, se facilitarán guantes a miembros de mesas, apoderados e interventores y la Ertzaintza ordenará las colas para votar. Por su parte, la Xunta Electoral gallega se reúne hoy con esta crisis sobre la mesa.

El encuentro clave, sin embargo, tendrá lugar el sábado, pues el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunirá mediante videoconferencia con los jefes de los ejecutivos autonómicos y el lunes lo hará en persona con los líderes de la oposición. Ese día, Feijóo expondrá la situación a los responsables de PSdeG, Galicia en Común, BNG y Ciudadanos, después de que Gonzalo Caballero y Ana Pontón exigiesen hilo directo con el titular de la Xunta. Todos acudirán a la cita.

Galicia y Euskadi comparten fecha electoral desde 2009 y ambas compartirán destino en esta ocasión también. De decidirse una suspensión de los comicios, se aplicaría a ambas comunidades, tan ligadas que al adelanto electoral fijado por Urkullu este año le siguió el de Feijóo apenas horas después. Urkullu insistió en que la decisión sobre esta cuestión no es política, "sino de salud pública", argumento que el martes usó Feijóo para justificar el debate sobre el aplazamiento.

El titular de la Xunta y candidato del PP matizó ayer tras un acto en Ferrol que no quiere aplazar los comicios, siempre que ello no ponga en riesgo "la salud pública y el derecho a sufragio de todos los ciudadanos", en alusión a restricciones a la campaña. De hecho, esta ya se vería afectada durante sus cinco primeros días por la prohibición de eventos en espacios cerrados con más de mil personas.

"Seguimos preparando las elecciones con normalidad. Lo que queremos es que se celebren el día adecuado", dijo. "Trabajamos con el horizonte de que se celebren las elecciones cuando estaban convocadas. En el caso de que las próximas semanas haya situaciones de preocupación adicional o extrema, lo iremos viendo. Lo importante es la salud pública y que Galicia siga con porcentajes [de afección] por debajo de la media, pero nadie puede garantizar la evolución de los contagios", advirtió.

La oposición gallega coincidió en priorizar la salud, aunque el PSdeG defendió las fórmulas para mantener la cita electoral. Gonzalo Caballero defendió que "hay mecanismos de cómo hacer la campaña evitando grandes aglomeraciones" y además está el voto por correo. Para reforzar la idea de no alterar el 5-A, recordó que España registró citas electorales en circunstancias muy complejas, como las generales de 2004 tras los atentados del 11-M, o los comicios vascos amenazados por ETA. Aunque ofreció "total cooperación" a Feijóo, le afeó que "juegue a la especulación sin tener una hoja de ruta marcada".

Por su parte, el candidato de Galicia en Común y líder de Podemos en Galicia, Antón Gómez-Reino, se limitó a pedir que no se realice "partidismo" con este asunto. "Lo fundamental ahora mismo no es la disputa electoral, es garantizar la salud de la ciudadanía", resumió.

La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, condicionó una posible suspensión del 5-A a "una recomendación técnica" de las autoridades sanitarias y al "consenso" político. También abogó por "no alarmar a la población".