El PSOE vive un momento de euforia e interpreta augurios y paralelismos como anticipo de un cambio político en Galicia que liderará. Como en 2005, el PP se enfrenta a las urnas con un candidato con una larga trayectoria al frente de la Xunta y el PSdeG, ayudado por el viento de cola de un Gobierno estatal socialista. Además, su candidato a dirigir el Ejecutivo gallego, Gonzalo Caballero, reivindica una "travesía del desierto" interna y un "máster en resistencia" similar al de Pedro Sánchez, que tras muchas vicisitudes no solo recuperó la Secretaría General del partido, sino que logró ser presidente del Gobierno. Este reivindicó ayer en Santiago la necesidad de que Galicia no se quede atrás e importe el "Gobierno del cambio" que él abandera con Unidas Podemos, "una coalición que funciona a pleno rendimiento y pleno entendimiento". "El 5 de abril va a llegar la hora del cambio", arengó a mil socialistas en un acto de precampaña.

Sánchez tiró de memoria en Santiago en un evento en que los socialistas reivindicaron el tripartito de Laxe y el bipartito de Touriño, oasis entre Xuntas del PP. El hoy presidente del Gobierno formó parte hace quince años del equipo que envió Ferraz a Galicia para la campaña que llevó a Emilio Pérez Touriño a presidir la Xunta. Como entonces, el 5-A es una ventana de oportunidad. "Lo vamos a lograr, Gonzalo", le dijo Sánchez.

En una intervención de quince minutos, Sánchez contrapuso los avances sociales y la lucha por la igualdad para revertir recortes aplicados por el PP frente a las "tres derechas", en alusión a populares Ciudadanos y Vox en el que situó a Feijóo. "Lo que más esconde son las siglas del PP, que significan retroceso, corrupción y confrontación territorial", arremetió, consciente de que tumbar al gran barón del PP supondría un duro golpe para Pablo Casado.

El AVE, en 2021

También celebró la mesa de diálogo para solucionar la crisis en Cataluña que se inicia esta semana. "Si alguien va a apostar por la agenda del reencuentro en Cataluña es el PSOE", garantizó antes de proclamar su "compromiso con Galicia", por ejemplo, en las negociaciones del nuevo reparto de fondos europeos o mediante la subida del salario mínimo o las pensiones. Prometió que el AVE Galicia-Madrid estará en funcionamiento el año próximo y garantizó su apoyo al Xacobeo. No se refirió, sin embargo, a la negativa del Ministerio de Hacienda a pagarle a la comunidad 204 millones de euros que le adeuda de IVA.

Por su parte, Gonzalo Caballero articuló su discurso sobre cuatro pilares: ensalzar al Gobierno central, criticar la "mentiras" de Feijóo, prometer revertir los recortes de estos 11 años y dibujar un perfil personal análogo al de Sánchez de "travesía del desierto interna" -"a veces fui el más díscolo", sonrió cómplice a los suyos-. "Galicia necesita un cambio porque cada día hay más problemas y el Gobierno de Feijóo no tiene soluciones", clamó en alusión a la crisis demográfica o las protestas para mejorar la sanidad pública. "La Galicia real, en la que vivimos la gente del común, es la misma que sabe que la década de Feijóo al frente de la Xunta fue la peor etapa de la democracia", arremetió.

El PSdeG también presumió de músculo urbano, pues gobierna cinco de las siete urbes. Ayer acudieron al acto los regidores de Vigo, Abel Caballero; Santiago, Xosé Sánchez Bugallo; Ferrol, Ángel Mato; y A Coruña, Inés Rey. La lucense Lara Méndez está de viaje.

El regidor olívico aseguró que "a Feijóo se le está poniendo cara de perdedor" porque "Galicia quiere un cambio inmediato". Vaticinó que su sobrino será el próximo presidente de la Xunta y ensalzó su capacidad para "conectar con todos los sectores sociales" y este respondió con complicidad recordando que "es el alcalde con el que más he peleado y con el que más voy a pelear para sacar adelante Galicia".