La convivencia escolar está mejorando en Galicia, así lo perciben profesores y familias. Pero esto no significa que la conflictividad haya desaparecido por completo del aula. Insultos e interrupciones en clase son las principales conductas negativas diagnosticadas por la Consellería de Educación que ha realizado una encuesta entre la comunidad educativa para analizar el grado de convivencia. Dos de cada diez alumnos de la enseñanza obligatoria se declaran víctimas de estos conflictos, un porcentaje que se reduce al llegar a niveles educativos superiores (FP o Bachillerato) donde los estudiantes que se sienten perjudicados por estos incidentes cae al 15 por ciento.
Los profesores son más conscientes de la conflictos escolares que los padres. El 11 por ciento de los docentes señala que en su colegio se producen incidentes que alteran la convivencia escolar y otro 57 por ciento apunta a que hay percances "puntuales". Por el contrario, solo el 48 por ciento de las familias percibe conflictividad bien sea esta puntual o habitual.
Según la encuesta, que ayer hizo pública la Consellería de Educación, en la enseñanza obligatoria las conductas negativas que más se perciben son faltar al buen trato personal con insultos o poniendo motes a otros alumnos. El segundo motivo de conflicto es interrumpir la clase, al llegar tarde o molestar durante las explicaciones del profesor.
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Los problemas de convivencia, son similares en la educación postobligatoria, aunque en FP y Bachillerato el principal motivo de desencuentro no son los insultos o las malas palabras, sino interrumpir la clase, seguido de incidentes relacionados con los hábitos de higiene y cuidado personal de los estudiantes.
El recreo es donde se producen más conflictos, así como en los alrededores de centros. Durante los momentos de salida o entrada a las clases y en los pasillos también son frecuentes los roces entre el alumnado, según concluye en su diagnóstico la Xunta.
Si el 20 por ciento de los alumnos de Infantil, Primaria o ESO se sienten víctimas de conflictos en el aula, hay un 10 por ciento que reconoce ser agresor, frente al 7 por ciento de la enseñanza postobligatoria.
A pesar de ello, la Consellería de Educación defiende que la foto general del sistema es de "satisfacción general". El 60 por ciento de los miembros de la comunidad educativa cree que el clima escolar ha mejorado en los últimos años.
En esta última encuesta se evaluó la posición de familias y profesorado sobre conductas como la discriminación o las identidades de género.
La mayoría de los encuestados cree que el colegio actúa correctamente en el rechazo a cualquier forma de marginación, aunque, de nuevo, los profesores son los más pesimistas, puesto que casi el 13 por ciento defiende que "pocas veces o nunca" se castigan estas conductas discriminatorias.
En lo referente a la identidad de género, el 73 por ciento de las familias y el profesorado de la enseñanza obligatoria asegura que hay receptividad, mientras que en niveles superiores este porcentaje sube hasta el 76 por ciento.
