Organizadores, ponentes e invitados del Foro La Toja para llegar a la isla tuvieron que cruzar un puente, una infraestructura que cuando se inauguró en la primera década del siglo pasado era el más largo de Europa. En torno a este puente, convertido en símbolo de la búsqueda del acuerdo, y a todos los puentes, giró el discurso del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.
El dirigente popular hizo una encedida defensa de la centralidad política y la estabilidad, como garantes de "cambios tranquilos, evoluciones progresivas y avances acompasados con la sociedad".
Feijóo reinvidicó una vuelta a los viejos tiempos de la transición democrática, cuando en España se alcanzaron grandes pactos transversales, "en los que no existían líneas rojas ni azules" . Lamentó que en tiempos como los actuales anida, según el titular de la Xunta, "un cierto mesianismo que sacrifica el bienestar y la convivencia de la gente en el altar de proyectos de tinte personalista".
Feijóo se dolió de que "el liderazgo ya no consiste en dirigir y orientar democráticamente, sino en agitar, dividir y enfrentar para llegar a una suerte de democracia advesartiva donde lo esencial es establecer adversarios y cortar puentes". Aseguró que pasa en España pero también en otros países.
El líder del PPdeG denostó "la política de trincheras" y aseveró que "la confusión entre el activismo y la política está en el epicentro de las crisis que afrontan nuestras democracias", pues en su opinión los políticos tienden a ser ahora activistas y "y no basta con las convicciones para justificar las decisiones del político porque éste no puede desentenderse de las consecuencias".
Feijóo antecedió al Rey de España en la tribuna y así quiso concluir su discurso asegurando que "los mejores años de prosperidad de España son los años de la monarquía parlamentaria".
"La Corona mantiene tendidos puentes puentes seguros para la convivencia por los que aún caminamos", afirmó el titular de la Xunta.
