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Ruido, un problema que baja el volumen pero que no se va

Los problemas por exceso de decibelios afectan a 107.000 viviendas: una de cada diez. Las multas a locales por superar la hora de cierre se endurecieron el año pasado

Una de las calles de ocio nocturno de A Coruña. // Carlos Pardellas

Insomnio, irritabilidad, cefaleas, cansancio, dificultad para concentrarse... Son las consecuencias más comunes cuando un ciudadano padece en su hogar ruidos externos que le impiden dormir o realizar su vida cotidiana con normalidad, molestias vinculadas a vecinos incívicos, tráfico -los vecinos de Redondela claman por las prometidas pantallas contra el impacto de la AP-9- o locales de hostelería bajo la ventana. Estos problemas, sin embargo, afectan cada vez a menos hogares gallegos, pues el porcentaje de víctimas de un exceso de decibelios se ha reducido a la mitad en una década, pasando del 19% de 2009 al 9,9% del año pasado. En total, suman 107.345 familias, casi 91.000 menos.

El ruido constituye el principal problema de los hogares gallegos, seguido de la delincuencia y el vandalismo (7,8%), la contaminación (4,6%) y la escasez de luz natural (2,9%), al margen de las carencias materiales como no poder hacer frente a gastos imprevistos o no tener recursos suficientes para pagar la factura eléctrica y poner la estufa en invierno, según los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE). Galicia es la cuarta comunidad menos afectada por el ruido, tras Extremadura (4,4%), Cantabria (7,9%) y Asturias (9,1%).

Atajar esta problemática constituye parte del objetivo de dos normas nuevas de la Xunta. Por un lado, las multas a los locales de copas que excedan su horario de apertura permitido se han endurecido desde el verano pasado. Antes eran consideradas infracciones leves con una sanción máxima de 300 euros. La nueva Lei de Espectáculos Públicos las tipifica como graves, lo que establece un castigo de 301 a 30.000 euros. Dos faltas graves en un año podrán alcanzar los 600.000 euros en un proceso que deberán incoar los concellos. Si reinciden, los negocios podrán ser clausurados un año.

Por otro, la administración pretende eliminar la picaresca que permitía a muchos locales obtener licencia de tablao flamenco sin reunir las condiciones para ello -con la complicidad de los concellos- y así disponer de permiso para cerrar a las 5:30 horas. Esas prácticas fueron denunciadas en varias ocasiones por la Valedora do Pobo, que en 2017 recibió 2.268 quejas por el ruido nocturno. El municipio coruñés de Santa Comba ilustra esos subterfugios: en 2012 contaba con 43 tablaos flamencos, sin que ninguno contase con el obligatorio espacio para taconear.

El Ejecutivo aprobará este año un nuevo Catálogo de Espectáculos Públicos, la norma que establece los tipos de establecimientos permitidos, con sus respectivos requisitos y horarios de apertura. Los tablaos serán eliminados, al igual que los karaokes. Los concellos dispondrán de dos años para revisar sus licencias -el doble del plazo inicialmente previsto por Vicepresidencia- y adaptarlas al nuevo marco legal.

Los horarios de cierre se mantendrán en las 2:30 horas para bares y restaurantes; 3: 00 para cafeterías; 3:30 para salones de banquetes; 4:00 para pubs; 5:00 para cafés-espectáculos -que sustituyen a los cafés-teatro-; y 5:30 para discotecas y salas de fiestas.

El nuevo catálogo amparará los conciertos en cafés, bares y pubs que tengan un aforo interior a 75 personas, siempre que no precisen montaje de escenario o equipo de sonido adicional y el propietario firme una declaración responsable.

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