Quo vadis, democracia? Es la pregunta que la élite política y económica a ambas orillas del Atlántico no se deja de formular, ante la cual se desencadenan más conjeturas que certezas. El sistema representativo y el contrato social nacido tras la Segunda Guerra Mundial -proveedor de las más altas cotas de bienestar hasta entonces conocidas- se encuentra desnortado. Lo ciegan las tinieblas del populismo, la sombra de nuevas potencias, la indignación de los perdedores de la crisis y un miedo atávico -no siempre justificado- a los revolcones que traerá la revolución digital. Inquietante cóctel.

Pero ante la incertidumbre, las ideas. Ese es el propósito con el que nació ayer el Foro Atlántico La Toja, que tendrá lugar en el Gran Hotel de la isla arousana los próximos días 3,4 y 5 de octubre. Un semillero con el que Hotusa, grupo hotelero propiedad del chantadino Amancio López Seijas, pretende nutrir la carencia de respuestas a lo que significa la democracia liberal. Y sobre todo, a reponer la brújula llamada a indicar cuál es su porvenir. Se trata, en palabras del empresario gallego, de dar recetas para el mañana de "nuestros hijos".

Porque la democracia de la segunda mitad del siglo XX era aquel edificio que se alzaba inexpugnable. "Parecía el mejor de los mundos", admitió López. Pero la fenomenal ciclogénesis económica de 2008 lo cuestionó todo. "Cuando llegó al crisis, algunos paradigmas saltaron en cuestión", dijo, antes de presentar a los dos principales cerebros que le escoltaron en el acto, el exministro Josep Piqué y el catedrático vigués Antón Costas, en adelante presidente y vicepresidente del Foro. Uno y otro contarán con la ayuda de la exsecretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, desde la dirección general.

Dos nombres rabiosamente opuestos al perfil del intelectual orgánico, que no dejaron de reivindicar a un sistema en mengua, cuestionado por los cimientos de la igualdad ante la ley, el multilateralismo y las libertades individuales, pero por el que "vale la pena luchar".

"La democracia representativa ha sido un modelo de éxito, y lo seguirá siendo", defendió el anterior portavoz del ejecutivo Aznar, ante quienes proponen bajo una "pátina de efiencia" sociedades que caminan "hacia el control totalitario de los ciudadanos". Léase China, léase Rusia, leáse cualquiera de los países que, liderados por "hombres fuertes" e "instituciones débiles", disputan la hegemonía atlántica. Un dominio que ayer, al menos en el apartado escénico, cobró todo el sentido.

Mecidos por el mismo océano cuya perspectiva -incluida la africana- reivindicará el nuevo think tank de A Toxa; frente a un público trufado de rostros conocidos de la empresa, la política o los medios de comunicación; y en el mismo Gran Hotel, ahora en manos de Hotusa, que en 1989 albergó la reunión del Club Bilderberg -como muchos rememoraron ayer gracias a las informaciones de FARO-, Piqué advirtió de la corrosión que producen también los "adversarios internos" de las democracias, como el nacionalismo, ajeno al viejo consejo recuperado por el exministro: "Si quiere ir rápido, vaya solo, pero si quiere ir lejos, mejor que vaya acompañado. Eso forma parte de la defensa de los valores de Occidente".

Todos serán debatidos en las conferencias de octubre. Ya están confirmadas las de Steve Pinker, catedrático de Harvard; Rebeca Grynspan, exvicepresidenta de Costa Rica; Alejandro Alvargonzález, secretario general adjunto de la OTAN; David Gardner, editor internacional del Finantial Times; Emilio Lamo, director del Real Instituto Elcano, o la de Cristina Gallach, alta comisionada de la Agenda 2030, entre otros.

Se les planteará una pregunta común: ¿Qué hacer para reorientar a Occidente hacia la senda del bienestar? Para Costas, lo que ya no sirven son "los discursos fatalistas de las élites". "El discurso tecnológico (la robotización de los puestos de trabajo) está introduciendo ansiedad y es muy peligroso", puso de ejemplo. Otro, "el de la demografía" y el aumento de la esperanza de vida, que pese a ser un triunfo de la ciencia y la salud "se nos presenta como la maldición de Mathusalem", recalcó el vigués

Ante el choque de las "tres placas tectónicas" que se avecina entre la política, la economía y la sociedad, y en desgaste de las democracias de las "clases medias", Costas hizo un llamamiento a centrar el foco en lo importante y en la mejora del bienestar. "Tenemos que hacer una defensa pragmática y de la igualdad de oportunidades. De lo contrario, esta democracia liberal se nos irá de las manos como el agua".

Abrochando la presentación, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, puso en valor la señas de identidad del Atlántico. Un espacio que no siempre reivindica su papel ante el protagonismo mediático de las comunidades del otro lado peninsular. "El Mediterráneo ya está un poco viejo, un poco cansino", terció Feijóo, "en el Atlántico vemos las cosas más despejadas".

Y así, "desde el córner", el popular cargó contra los proyectos políticos que incurren una y otra vez en la "diálectica amigo-enemigo", siempre antagónica a los liberales y socialdemócratas que aceptan sin rechistar "el carácter siempre reversible de la victoria y la derrota política". "Yo diría que en la política española de hoy no hay casi ninguno", agregó.