Casi 11.400 estudiantes afrontan desde esta mañana la ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade), un examen que, junto a su media de expediente, determinará si pueden acceder al título que desean. Lo harán en un momento en que se cuestiona la "equidad" en las pruebas y la CiUG, que organiza la convocatoria, quiere contribuir a garantizar la igualdad de oportunidades y asegurarse de evitar fraudes y trampas, por lo que realizará escaneos aleatorios.

En las instrucciones trasladadas a los centros en el primer momento incidió en que los alumnos deberán mantener los pabellones auditivos despejados para verificar que no se usan dispositivos auditivos no autorizados y recalca que no está permitido el acceso con teléfonos móviles, relojes inteligentes o cualquier otro dispositivo electrónico de transmisión o de recepción de información. Además, según una circular a los centros, añade que el dispositivo de seguridad durante los exámenes incluirá la realización de controles y de escaneos aleatorios. Se dispondrá de detectores de frecuencia en las aulas para que los delegados de las tres universidades realicen estos escaneos gracias a una colaboración con la Escola de Enxeñería Industrial de la Universidade de Vigo.

"Si un miembro del tribunal detecta a algún alumno copiando o no respetando estas instrucciones, después de su correcta identificación se le instará a salir del aula y tendrá una calificación de 0. Además, la comisión organizadora de las pruebas determinará las posibles sanciones que se le aplicarán, que pueden implicar la total anulación de la ABAU", asegura la circular.

Las pruebas durarán tres días, hasta el viernes, y han arrancado con los exámenes de Lengua Castellana y de Historia de España. Galicia es de las últimas en pasar la prueba. Jóvenes de otras autonomías, como de la Comunidad Valenciana, ya protestaron por la dificultad de la prueba de Matemáticas.