"Entre un 40 y un 50%" de los médicos del Sergas prolongan su edad de jubilación más allá de los 65 años, una cifra que aportó ayer el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, en el Parlamento de Galicia en su intervención en defensa del plan para la reforma de atención primaria propuesto por su departamento. El responsable de Sanidade aludió a la prolongación de la edad de jubilación para demostrar que, incluso antes de cerrarse su versión definitiva, hay medidas que ya se han implementado, en este caso a petición del colectivo, indicó, y el plan no es una mera "declaración de intenciones". "Hace tres años se pedía" prorrogar el retiro, alegó, para añadir que ahora es un "hecho".

Sin embargo, el colectivo médico advertía en este diario de que la "saturación" de atención primaria incluso está provocando "prejubilaciones". De lo mismo alertaron ayer los jefes de servicio dimisionarios de Vigo, quien sostienen que para que los profesionales retrasen su edad de jubilación "necesitarían estar satisfechos con sus condiciones de trabajo y motivados e incentivados por su empleador, cosa que en atención primaria no sucede". De hecho, apuntan que la "mayoría" de los facultativos de este nivel asistencial se jubilan a los 65 años o "a los 63", dado que "resulta difícil soportar la elevada carga de trabajo" a la que están "sometidos".

El porcentaje de médicos que se animan a prorrogar su estancia activa en la sanidad pública que indicó ayer el conselleiro de Sanidade ante la Cámara es inferior del que notificaba la Xunta hace más de una década, en 2007. Entonces aseguraba que el 70% de sus efectivos médicos optaba por seguir tras cumplir 65.

Retrasar el retiro es una de las medidas puestas sobre la mesa para paliar el déficit de facultativos en primaria "pedidas y hechas", según el conselleiro, incluso antes de haber "cerrado" una versión definitiva de un documento que ha sido rechazado por varios colectivos profesionales, desde médicos a personal de enfermería pasando por trabajadores sociales, si bien Almuiña aseguró ayer que el plan "lo está aceptando gran parte de los profesionales y de los colectivos" y que eso se verá "en los próximos días".

En todo caso, y frente a los rechazos manifestados por ejemplo desde los facultativos, que abandonaron la negociación del borrador de reforma de primaria, el conselleiro insistió en llamar al consenso. "Hay que hacer cambios y por eso se necesita diálogo", alegó. "Voy a aguantar los plantones que haga falta para llegar a acuerdos porque creo en este proyecto", proclamó también, e instó a la oposición en el Parlamento gallego a aportar propuestas en "positivo".

No obstante, los tres grupos de la oposición cuestionaron el plan de Sanidade, lo que el conselleiro les reprochó teniendo en cuenta, argumentó, que "no hay una sola iniciativa que naciera del bolígrafo de un directivo de la Consellería", sino que las 175 medidas que recoge la propuesta, 75 de ellas para implantar ya, son fruto del trabajo de más de cien profesionales, de sus sugerencias a través del correo o de la encuesta ciudadana.

La diputada de En Marea Eva Solla tachó el plan del Sergas de "papelucho" y añade que logró "cabrear a todos los colectivos", mientras que Julio Torrado, desde el PSdeG, ironizó con que Sanidade había alcanzando el "consenso" que reclama, pero "en contra". La parlamentaria del BNG Montse Prado le reprochó que "nadie está comprando el nuevo plan" al titular de Sanidade, cuya dimisión reclamaron los socialistas.

Frente a las críticas, Almuiña, quien incidió en que la atención primaria del futuro pasa por el trabajo en "equipo" o analizar la asignación de tarjetas por "complejidad" de los pacientes, desgranó entre las "peticiones y hechos" el acceso a pruebas, el tener un plan de necesidades para atención primaria, la "estabilidad" en los contratos de continuidad, la posibilidad de ofertar más plazas MIR -si el Gobierno central las acredita- o un "presupuesto propio, que va a haber".