No es inusual que un joven -incluso adolescentes de 12 y 13 años, como el medio centenar de casos registrados en el último lustro en Galicia- acabe ingresado en el hospital por la ingesta desmedida de alcohol, lo que se conoce como comas etílicos. No obstante, el consumo abusivo de esta sustancia puede generar complicaciones que van más allá de un malestar físico puntual. De hecho, pueden provocar psicosis, llevando más allá de la metáfora lo que alguno pueda considerar una "alucinación". Y no es la única, otros psicoactivos también están en el origen de trastornos mentales y del comportamiento que han motivado a lo largo de la última década en la comunidad gallega un total de diez mil hospitalizaciones.

Así lo permiten constatar los datos recién difundidos por el Instituto Nacional de Estadística de Morbilidad Hospitalaria, correspondientes a 2017, que en el capítulo de altas hospitalarias (es decir, pacientes que han recibido el visto bueno para dejar el centro tras recibir un tratamiento durante su estancia) incorpora en los diez últimos años un total de 10.007 ingresos en los epígrafes de trastornos mentales y del comportamiento debido al uso de alcohol y de otras sustancias psicoactivas.

Aunque entre las drogas que preocupan a los profesionales sanitarios y de prevención en los últimos tiempos se encuentra, por ejemplo, el cannabis, el alcohol sigue siendo la principal protagonista de los episodios que obligan a ingresar a un paciente, bien por el consumo abusivo, hasta desarrollar una situación de dependencia, bien porque existen trastornos mentales derivados de la utilización excesiva.

En ese sentido, si se analizan en conjunto los datos de ingresos de la última década, dos de cada tres casos corresponden a estancias hospitalarias derivadas de una utilización perniciosa del alcohol. Con todo, esta sustancia ha perdido peso con respecto al total de ingresos. Si en 2007 suponía casi el 69 por ciento de las causas tras las hospitalizaciones, diez años después apenas supera el 60 por ciento. Del mismo modo, pero al revés, han ido ganando presencia otras sustancias psicoactivas. En 2017, los ingresados por problemas con el alcohol fueron un tercio menos que una década atrás, mientras que la rebaja entre otras sustancias no llega al 10%.

Pese a que Galicia sume diez mil ingresos en diez años -que no tienen por qué corresponderse necesariamente a estancias hospitalarias de diferentes personas, ya que pueden ser episodios que se repitan en algunos casos-, la cifra ha ido a menos si se comparan los dos extremos de la tabla, aunque si solo se tienen en cuenta los últimos años, lo que ha habido es un repunte.

Así, en 2017, el INE registra un total de 790 ingresos de pacientes diagnosticados con trastornos mentales o de comportamiento por abuso de drogas, un 28 por ciento menos que en 2007, cuando las estadísticas daban cuenta de 1.082. La cifra subió hasta un tope, 1.222 casos, el año siguiente, y luego fue bajando progresivamente hasta los 657 notificados en 2014. Pero desde entonces los números no han hecho más que engordar y, comparados con esos, los del último año estudiado son un 20% más.

La inmensa mayoría de quienes tienen que someterse a terapia por abuso de alcohol u otras drogas son varones. En general, para la década, las mujeres suponen uno de cada cinco casos, el 22%. No obstante, tal vez en relación directa con otros fenómenos, como el hecho de que entre los jóvenes las chicas incrementen más los consumos durante los últimos años, el colectivo también va ganando relevancia en el total. En 2007 suponían el 19 por ciento, mientras que en 2017 su presencia entre los ingresados creció más de tres puntos.