El Gobierno gallego ha iniciado la revisión del plan de gestión del riesgo de inundaciones, cuyo primer mapa se comenzó a elaborar en 2011 para quedar aprobado definitivamente en 2015. Ahora toca actualizarlo con vistas a las directrices que regirán entre los años 2021 y 2027. Con respecto al primer documento, la Xunta propone incluir dos nuevas zonas con riesgo significativo que quedar bajo las aguas, en Cambados y Sada, y ampliar el área de posible afección en otras dos, en Caldas y en Cuntis.
Lo que hizo ayer la Xunta fue iniciar la consulta pública del informe preliminar con las modificaciones propuestas para que la ciudadanía pueda presentar alegaciones. Por delante le queda, no obstante, un largo proceso administrativo antes de su aprobación final, dado que no entrará en vigor hasta el año 2021.
En esta ocasión, a diferencia del primer plan de gestión de riesgos, ahora se incluye como factor adicional para delimitar las áreas las consecuencias del cambio climático, si bien no ha tenido efecto alguno en el resultado final del nuevo mapa, al menos en esta versión.
El plan de riesgos tiene un doble objetivo, disminuir las posibilidades de que se produzcan inundaciones y, en caso de registrarse, reducir al mínimo sus efectos. Para ello, va acompañado de medidas para restaurar cauces y riberas, mejorar la redes de alcantarillado y desagües o restringir los usos urbanísticos en estas zonas sensibles, para lo que se deben adaptar los respectivos planeamientos municipales.
El plan vigente, tras algunas modiciaciones introducidas desde 2015, tiene delimitadas 210 áreas de riesgo potencial significativo de inundación (Arpsi), de las cuales 168 son fluviales, con un longitud total de 543 kilómetros, y otras 42 son costeras, donde la amenaza llega desde del mar, cuando el Atlántico debido a las borrascas o a las mareas vivas, se adentra en zonas urbanas y afecta a inmuebles o a infraestructuras.
Todas esta zonas pertenecen a la demarcación hidrográfica Galicia-Costa, que es sobre la que la Xunta tiene competencias, dado que las cuencas y afluentes del Miño, Sil y Eo corresponden al Estado. En todo caso, el territorio gestionado por el Gobierno gallego en materia de aguas supone el 44% de la superficie total de la comunidad y afecta al 75% de la población, dado que le toca la provincia de A Coruña al completo, la vertiente superior de la de Lugo y casi toda la de Pontevedra.
En esta revisión que acaba de iniciar la Consellería de Medio Ambiente se analizaron 41 tramos de ríos potencialmente inundables con un longitud total de 86 kilómetros, pero al final se determinó que el riesgo significativo de quedar bajo las aguas solo afectaría a cuatro áreas.
Una de las nuevas zonas detectadas es el tramo final (1,2 kilómetros) en Cambados del riachuelo Ucha, que dicurre soterrado bajo el núcleo urbano. En época de lluvias, por superarse la capacidad de desagüe de la canalización, se producen inundaciones en un colegio, varias viviendas y en una carretera.
En Cuntis el río Gallo ya estaba delimitado como de riesgo en el primer mapa, pero ahora se ha decidido ampliar el área tras las inundaciones registradas desde 2011, que será un 50% más extensa al sumar otros 2 kilómetros de río como de riesgo potencial.
Y ha sucedido lo mismo en Caldas, donde el Umia siempre provoca inundaciones. La previsión de la Xunta es ampliar la zona de riesgo incorporando un tramo de casi 3 kilómetros del riachuelo de Chaín, que desemboca en el Umia. Ahora la Arpsi de esta zona alcanza un total de 11 kilómetros.
La otra Arpsi nueva está en Sada (A Coruña), donde el río Maior se desborda en pleno casco urbano cuando coinciden lluvias intensas con la pleamar.
