Xulio Beiras es un cardiólogo puntero, con un alto grado de especialización en técnicas para curar fibrilaciones auriculares. Fue director de la Unidad de Arritmias del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi) y fue uno de esos especialistas a los que el Sergas obligó a jubilarse en 2012 cuando llegó a los 65 años. Hoy en día con 70 años trabaja para una clínica privada. Y desde entonces se ha convertido en el primero en implantar un monitor subcutáneo remoto para controlar el ritmo cardíaco. También ha sido pionero en implantar marcapasos sin cables en la sanidad privada. Y, mientras tanto, con su marcha en el Chuvi dejaron de hacerse durante un año, según explica Beiras, las técnicas que él practicaba porque no existía personal formado para continuar con ellas.

Y a Beiras todavía le duele que le hayan forzado a abandonar el sistema público. "Me expulsaron por un ERE encubierto. Fue un cachondeo. Echaron a gente formada, con experiencia y con ilusión", denuncia. Y ahora ve con sorpresa como la Consellería de Sanidade vuelve a permitir trabajar a los médicos hasta los 67 años.

Este especialista reconoce que se marchó a regañadientes y que "entró en crisis". "Hasta que superé ese descontento y me ofrecieron tener mi consulta en una clínica privada", relata. Ahora trabaja "a tope", sigue desarrollando nuevas técnicas, viaja y asiste a congresos. "Sigo estudiando y aprendiendo. Y precisamente como viajo mucho me encuentro en congresos a colegas americanos y suecos con 80 años que siguen trabajando. Dan prestigio al hospital", defiende.

Pero Beiras no solo se llevó su experiencia cuando se marchó del Chuvi, también algunos pacientes se fueron a su consulta. "Muchos vinieron a verme a la clínica porque me conocían de la pública y me tenían confianza. Quería que los siguiera atendiendo yo", recuerda.

Sirvió de ejemplo además a otros compañeros de la pública que también fueron obligados a jubilarse. "Querían seguir trabajando en la privada y me preguntaron qué tenían que hacer", explica.

Y además apunta que "no tiene fecha de caducidad". Defiende que está en plena forma, va a pilates y juega al golf. "No pienso retirarme. Mi hermano tiene 76 años y es cirujano también en la privada. Y yo lo disfruto muchísimo. Así que continuaré en activo", proclama este especialista.