En mayo de 1938, el Castillo Torres de Meirás vivía ajeno a la barbarie de la Guerra Civil. El pazo había pertenecido a la condesa Pardo Bazán y, en aquella época, a sus descendientes, que habían decidido donarlo a la Compañía de Jesús. En ese momento, se creó una Junta Pro-Pazo del Caudillo, encabezada por el gobernador civil o el empresario Pedro Barrié de la Maza. El grupo impulsó una campaña para entregar el edificio y su finca a la familia de Francisco Franco con el deseo de que la utilizasen como residencia de recreo.

Varios historiadores apuntan a que la colecta emprendida entre el pueblo coruñés se produjo de forma forzada y bajo amenazas. La Xunta anunció en 2017 que iniciaría una investigación para averiguar en qué condiciones se realizó la compra y posterior cesión al dictador, además de estudiar cómo recuperar el pazo.

En el archivo de Patrimonio Nacional en el Palacio Real, al que ha tenido acceso FARO DE VIGO, consta el documento de cesión firmado por la Junta Pro-Pazo del Caudillo y escrito en nombre del "pueblo coruñés". La carta es una sucesión de elogios al Generalísimo: "Esta ciudad y provincia se honra donándole el castillo Torres de Meirás. Testimonio no ya de lealtad y fervor que son patentes, sino deseo de que quede vinculado al suelo que le vio nacer y le siguió con fe desde el primer momento".

La carta continúa reconociendo la "emoción" que sentían los autores de la misma porque la familia Franco hiciese del pazo "su residencia veraniega cuando las circunstancias de la guerra lo permitan". Al entonces general lo califican como "genio militar", capaz de "tejer las cadenas y victorias que ponen al pueblo coruñés en pie de júbilo y entusiasmo".

Por último, reconocen su "anhelo común" -en nombre de todos los coruñeses- de que el futuro dictador se convierta en "fundador del nuevo imperio español" y que "tenga su solar entre nosotros".

Más regalos

No fue el único obsequio que los Franco recibieron en el pazo de Sada. Entre las numerosas cartas almacenadas en el archivo de Patrimonio Nacional, constan regalos como una habitación entera para "Carmencita", la hija de Francisco Franco y Carmen Polo, fallecida en diciembre de 2017.

También una cubertería de Soledad Alonso de Drysdale, que presidía desde Buenos Aires la Asociación de Legionarios Civiles. Lo hizo, por cierto, directamente desde el puerto argentino hasta el de A Coruña "por miedo" a que le robaran la plata en Inglaterra.

El pazo fue declarado Bien de Interés Cultural hace once años, obligando a los descendientes del dictador a firmar un convenio con la Consellería de Cultura en el que se comprometían a abrir al público el edificio. El contrato se incumplió en numerosas ocasiones y la familia Franco se lo reservó cada agosto para uso privado.

Tras años de denuncias por parte de la sociedad civil, asociaciones y partidos políticos, los herederos del dictador ponen el pazo a la venta por 8 millones de euros. El fallecimiento de la matriarca Carmen Franco el pasado 29 de diciembre habría desencadenado la decisión