El pazo de Meirás abrirá hoy sus puertas a un primer grupo de sesenta personas, más de dos años después de que la Xunta le otorgase la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC). Serán los primeros afortunados, ya que la Consellería de Cultura ha confirmado que la empresa que gestiona la apertura del inmueble ha recibido ya una gran demanda de solicitudes y que tiene cubiertas las visitas de los próximos meses.

La apertura de este BIC no llega sin polémica previa, al negarse los legítimos descendientes a mostrarlo a los técnicos de la Xunta y al público, tal como exige la Ley –que esté abierto al público al menos cuatro días al mes–. Y ahora, el anuncio de la inminente apertura al público del pazo de Meirás ha despertado un gran interés. La Xunta ha recibido ya un elevado número de peticiones con lo que tiene cubiertas las visitas de los próximos meses, pero hoy, en su primer día de apertura, serán solo sesenta los afortunados que puedan traspasar la puerta del inmueble regalado a Francisco Franco tras una cuestación popular. Hay quien opina que la oposición de la familia del dictador a su declaración como BIC y por tanto a su apertura ha ayudado a incrementar ese interés. Lo mismo ocurrió con el castillo de Pambre, en Palas de Rei (Lugo) hasta hace tres años, mientras su titularidad recayó en manos privadas –el "conde de Borraxeiros"– que no permitía el acceso.

Las también conocidas como Torres de Meirás tienen un valor histórico y puede ser un lugar interesante para los amantes de la literatura. Fue la escritora Emilia Pardo Bazán quien, a finales del siglo XIX, emprendió su construcción sobre una antigua fortaleza quemada por los franceses en 1809 y quien las convirtió en su refugio para la creación literaria.

Biblioteca de Pardo Bazán

De hecho, se dice que en la Torre de la Quimera todavía se conserva parte de la biblioteca de la intelectual gallega.

Pero para muchos otros también tiene un valor sentimental y su apertura y entrega al Estado es algo que debe hacerse "por justicia". El pazo fue comprado por afines al régimen tras una cuestación popular forzosa y regalado a Francisco Franco en 1938. En la localidad coruñesa de Sada todavía residen los descendientes de aquellos a los que expropiaron terrenos para completar el regalo al dictador.

El hecho de que los Franco se opusiesen desde un primer momento a la declaración del mismo como BIC –negaron la entrada en el recinto a los técnicos de la Xunta que debían informar de su estado y valor– y a su consecuente apertura al público durante un mínimo de días al mes ha despertado algo más que el interés por entrar en él de estas personas.

Lo consideran un derecho. Para muchos, oponiéndose a mostrar el pazo los Franco, que recurrieron a la justicia alegando que le pretendían retirar la propiedad, han conseguido incrementar el interés del público por conocerlo.