En la última reunión de Oficina Técnica da Seca, de la que forman parte Augas de Galicia, la Consellería de Medio Rural, la Axencia Galega de Emerxencias y MeteoGalicia, que se celebró el pasado 1 de septiembre se acordó que si durante el presente mes las lluvias no superaban los 70 litros por metro cuadrado se tendría que activar la alerta por sequía en la comunidad.

Solo han pasado diez días de septiembre, y ante las faltas de precipitaciones, y el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Marín, anticipó que en octubre se activará la alerta por sequía. Desde enero, la comunidad se encuentra en prealerta pero el 1 de octubre, cuando se vuelve a reunir la Oficina Técnica da Seca y finaliza el año hidrológico, se activará la alerta. "Nos encontramos en un año complicado y el cambio climático nos está pegando en serio", reconoció Marín, quien destacó que desde 1982 "no se recuerda una sequía como la actual".

Marín también explicó que la activación de la alerta "no supondrá nada para los consumidores particulares", ya que "no lo van a notar", pues no habría cortes de suministro.

Si el nivel pasa a alerta se endurecerá el uso del agua. Así, se obligaría a reducir el riego de jardines y el baldeo nocturno por imposición y no como hasta ahora, que simplemente es una recomendación.

Los 70 litros por metro cuadrado es la media en la que se suelen mover las lluvias en septiembre. Pero pese a las precipitaciones de estos días, siguen siendo escasas. Desde enero, que fue cuando se activó la prealerta ya que las lluvias habían sido muy escasas durante los seis meses anteriores, las precipitaciones acumuladas en la comunidad están un 40% por debajo de la media

Si al final las lluvias quedan por debajo de esos 70 litros, el presente año se convertirá en el más seco de la historia, desde que hay estadísticas. Las primeas son de 1982.

La prealerta por sequía, que se activó en enero, significa que la Xunta realiza un control "exhaustivo" de los niveles de las cuencas del centro y del sur de la comunidad, que son las que presentan los niveles más bajos.

En mayo, el Ejecutivo gallego no autorizó las captaciones fluviales para el riego de jardines u obras ni para la limpieza de fuentes por parte de los ayuntamientos de la demarcación de Galicia costa. Un mes después, les pidió a los concellos que restringiesen el uso de agua en la limpieza de calles y riegos, y limitó el llenado de las piscinas.

La Xunta insiste en que el abastecimiento en las ciudades y los grandes núcleos de población está garantizado, pese a que durante el verano varios concellos de Pontevedra y Ourense tuvieron que recurrir a camiones cisterna para garantizar el suministro de agua en núcleos del rural.