A menudo se destaca la capacidad de Galicia para autoabastecerse. Pero no es del todo cierto. La comunidad es una potencia energética... en electricidad. En 2015 la producción aquí cubrió el 52,5% de la demanda. En 2014, un año de más lluvia y viento, alcanzó el 61,4%. Si el balance incluye los productos petrolíferos, el porcentaje cae hasta el 33,2%. Porque las necesidades energéticas van mucho más allá de la electricidad y porque también la generación eléctrica necesita de materias primas en algunos casos de las que carece.
De ahí que en 2015, según el Instituto Enerxético de Galicia, el 82,1% de la energía primaria total fue importada.
En crudo las compras alcanzaron las 5.227 kilotoneladas equivalentes de petróleo. Los productos petrolíferos ascendieron a 1.220 ktep. Más de 2.600 en carbón. Unas 1.500 ktep en gas natural. Y 88 de biocarburantes para automóviles. Las 2.314 kilotoneladas de productos energéticos autóctonos son básicamente renovables, el 99,5%.
Las pérdidas de energía durante el proceso de transformación superaron las 3.300 kilotoneladas, por lo que la energía disponible fueron 9.930: cerca del 28% electricidad, el 1,9% en biocarburantes; el 3,7% fue gas natural; por encima del 44% en productos petrolíferos; casi un 12% combustibles convencionales de uso térmico; el 5,8% renovables para uso térmico también; y el 3,5% calor de cogeneración.
No toda esa generación energética se queda aquí. El consumo en la comunidad ascendió en 2015 a 6.209 ktep. El anterior balance público del Inega es de 2012. En comparación con entonces, la demanda energética de Galicia cae un 5,4%, hasta los niveles más bajos de los últimos diez años. Lo que más consumimos son productos petrolíferos para el transporte (2.197), electricidad (1.713) y combustibles convencionales de uso térmico.
Otras 3.721 kilotoneladas equivalentes de petróleo en energía se exportaron. El 37,5% de lo disponible, por lo tanto, se va fuera. Los derivados del petróleo vuelven a destacar (2.195) por encima de la electricidad (1.052).
