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Las multas por la ley antitabaco se reducen un 25% con el aumento de inspecciones

El 40% de las sanciones se deben a infracciones graves - Más de la mitad de las quejas son por dejar fumar en lugares prohibidos

Fumar mata, advierten las cajetillas de tabaco. Y además daña el bolsillo, no solo de los fumadores, sino también, y sobre todo, de los hosteleros que permiten el consumo de tabaco en el interior de sus establecimientos, contraviniendo una normativa, la ley antitabaco, que parece haber calado en Galicia cuatro años después de que una reforma eliminase incluso la posibilidad de habilitar zonas separadas en los locales para uno y otro público. Así lo apunta el que por segundo año consecutivo, y después de que se alcanzara el máximo de sanciones en 2013, cuando se rozó el millar, la cifra de penalizaciones económicas impuestas a quienes vulneran la ley se redujese un 25%, al pasar de las 721 sanciones contabilizadas en la comunidad en 2014 a las 534 de 2015, según datos de la Consellería de Sanidade.

Apunta a una mayor concienciación el hecho de que la reducción no vaya asociada a una relajación de la actividad inspectora. De hecho, tras un ejercicio en el que las visitas a establecimientos por parte de las fuerzas de seguridad o realizadas de oficio por el departamento que dirige Jesús Vázquez Almuiña se habían reducido un 30 por ciento, a lo largo de 2015 las inspecciones cobraron de nuevo impulso: se incrementaron un 25 por ciento y superaron las dos mil (2.067).

En el punto de mira de agentes y de Sanidade están, primero, los locales de hostelería, donde se contabilizaron el año pasado 806 visitas para comprobar, entre otras obligaciones, si estos establecimientos disponen de la señalización preceptiva (como el cartel de prohibición de venta de tabaco a los menores de 18 años). Su ausencia, tipificada como una infracción leve, puede suponer entre 30 y 600 euros de sanción.

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Por otra parte, la Consellería de Sanidade califica de grave el que se permita fumar en el local en zonas donde está prohibido. Eso puede conllevar un desembolso al infractor de un mínimo de 601 euros y un máximo de 10.000. Con todo, las sanciones graves no son las mayoritarias en ninguno de los años de los que Sanidade ofrece datos (desde 2012). El año pasado supusieron cuatro de cada diez de las multas que fueron impuestas (212 de las 534), un porcentaje exactamente igual al del ejercicio precedente.

Sin embargo es precisamente el permitir fumar en lugares prohibidos lo que suscitó un mayor número de reclamaciones de particulares. En concreto, el año pasado se registraron 40 denuncias de locales que incumplieron este precepto, lo que suponen el 56,4 por ciento de las quejas y revela además un incremento con respecto a las reclamaciones de 2014, cuando representaron el 47 por ciento de las registradas.

La señalización ausente o incorrecta en restaurantes y cafeterías motivó por su parte el 14,1% de las reclamaciones, mientras que las vinculadas a terrazas habilitadas "incorrectamente" representan casi el 13%. Hay que tener en cuenta que cuando en 2011 se endureció la legislación y se suprimió la posibilidad de compatibilizar en bares y restaurantes zonas para fumadores y no fumadores, algunos hosteleros buscaron soluciones poco ortodoxas. Un porcentaje minoritario de denuncias, en concreto uno de cada diez, se relacionó directamente con la venta de tabaco. En estos casos el principal motivo de queja es la ausencia de automatismo en la máquina expendedora, lo que permitiría que un menor no tuviese que pasar el filtro.

Las denuncias por fumar en lugares prohibidos, donde se castiga al que enciende un pitillo en donde no debe, son las menos, ya que apenas representan cuatro de cada cien casos. Parece que los fumadores han asumido que las zonas de humo se reducen y de hecho, la previsión es que puedan hacerlo todavía más. Por ejemplo este verano, auspiciada por la Consellería de Sanidade, cuyo responsable, Jesús Almuiña, hizo lo propio en Baiona, municipio del que fue regidor, se creó en Galicia una red de playas en las que no está permitido fumar. Así, en torno a una veintena de arenales han puesto un cartel restrictivo a su entrada, aunque por el momento no se contempla poner multas a los infractores. El sector del turismo (hostelería y alojamientos) recibió la iniciativa con cautela: si bien no la desaprueba considera que puede afectar al turismo, que consideran la "fuerza tractora" de la economía gallega.

Tras la hostelería, las áreas donde las autoridades velan con más énfasis por que se cumpla la normativa son los locales de trabajo y los de ocio, aunque también se supervisan centros educativos (77 visitas), comerciales (6) o de la propia Administración (89). En las empresas, Sanidade contabiliza más de medio millar de inspecciones, una de cada cuatro. De ese modo, las visitas a cafés, restaurantes y centros de trabajo acaparan dos de cada tres exámenes realizados por la Administración o fuerzas de seguridad en busca de infractores.

En cambio, las visitas realizadas a lugares de ocio para comprobar que se cumple la ley antitabaco fueron el año pasado un total de 138. Además, en 24 ocasiones a lo largo de 2015, los inspectores dirigieron su mirada a las firmas de comercialización de máquinas expendedoras de tabaco.

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