Viajar por toda la cornisa peninsular sin abandonar la Transcantábrica es posible desde ayer, con la puesta en servicio de los casi 28 kilómetros de los dos últimos tramos que restaban en Cantabria, el de Solares-La Encina y La Encina-Torrelavega. De esta forma se hace efectiva la posibilidad de cubrir el recorrido entre Galicia y la frontera francesa, en Irún, completamente por autovía, que hasta ahora quedaba interrumpido entre Torrelavega y Solares, teniendo que utilizar la A-67 y la circunvalación de Santander. Con este último tramo ya abierto, en cuya inauguración participó ayer la ministra de Fomento, Ana Pastor, se generarán ahorros de unos "14 o 15 minutos" respecto a la actual carretera N-634.

Pastor y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, fueron los encargados de descubrir en el enlace de La Penilla. La titular de Fomento destacó durante el acto que la vertebración de la Cornisa Cantábrica, a través de una infraestructura viaria de alta capacidad, ha dejado de ser una "promesa de futuro" para convertirse en una "realidad presente". Revilla, por su parte, agradeció que con la puesta en servicio de estos dos tramos de la A-8 se haya "reparado una deuda" con la comunidad cántabra, que ha sido la "última" donde se han acabado los trabajos, subrayó.

El último tramo de la A-8 en Asturias se inauguró el 30 de diciembre pasado. Fueron los 4, 15 kilómetros entre Unquera, en el límite con Cantabria, y La Franca, lo que permitía a la región -salvando la circunvalación de Santander- quedar conectada por el Este con la red europea de autopistas. En febrero del año pasado, se abrieron los últimos tramos pendientes de la Transcantábrica en su trazado por tierras gallegas. Con la puesta en marcha de los trayectos Mondoñedo-Lindín, de 7,5 kilómetros, y Lindín-Careira, de 9,3 kilómetros, Galicia y Asturias quedaron definitivamente unidas por autovía, si bien Fomento ha abierto un concurso para tratar de evitar los habituales cortes de la vía por la niebla.

El presidente de Cantabria hizo alusión también a "planteamientos desastrosos" como la propuesta de un peaje realizada en la etapa de Francisco Álvarez-Cascos como ministro de Fomento del PP para el tramo Solares-Torrelavega o la paralización llevada a cabo por el socialista José Blanco, un ministro de "nefasto recuerdo", según Revilla.

La ministra aprovechó para recordar no solo el "impulso" que el PP ha dado a la A-8 en Cantabria, sino también en otras comunidades. Así, especificó que a lo largo de esta legislatura, se han puesto en servicio 11 tramos de la A-8 y en tres años se ha ejecutado más del 80% de las obras, invirtiéndose en los últimos cuatro años en esta autovía 675 millones. Pastor resaltó que los beneficios de la obra inaugurada ayer son "evidentes" ya que supondrá una mejora supondrá una mejora para los usuarios de la A-67 entre Torrelavega y Santander y los de la autovía S-10 de acceso por el Este a Santander, al conseguir que los tráficos que actualmente eligen estas autovías para circular entre Bilbao y Asturias, o los usuarios de la autovía A-67.