Acaba de ingresar en la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación con un discurso nostálgico en el que rememoró la Transición como "los mejores años de nuestra vida" y alertó de los peligros de "la desafección entre los ciudadanos y políticos que promueven populistas y demagogos", en clara alusión a Podemos. Con 81 años a sus espaldas, José Manuel Romay Beccaría echó la vista atrás, en un acto al que asistió Núñez Feijóo, y el exalcalde de A Coruña Francisco Vázquez, entre otros. Frente a los que reclaman el fin del estatus quo político que alumbró la transición, lo reivindicó.

También acostumbra a defender que la experiencia es un grado ante quienes abominan de la casta. Lógico. Es el decano de los políticos gallegos, y posiblemente de España.

El hoy presidente del Consejo de Estado lleva 52 años en la vida pública. Ocupó su primer cargo político en 1963, eran tiempos de Franco, al ser nombrado secretario general de Salud.

A partir de ahí, una larga retahíla de puestos hasta hoy: subsecretario de Presidencia y de Gobernación en Madrid, vicepresidente de la Xunta, conselleiro de Sanidade y de Agricultura con Manuel Fraga, diputado, senador, presidente de la Diputación de A Coruña, cargo que había ocupado antes su padre, ministro de Sanidad con José María Aznar y ahora presidente del Consejo de Estado, cargo que le obligó a renunciar a ser tesorero del PP, responsabilidad que asumió por petición directa de Mariano Rajoy tras la polémica salida "en diferido" de Luis Bárcenas, por el caso Gurtel.

Al margen de los cargos públicos, Romay Beccaría fue durante años el barón del PP gallego en la provincia de A Coruña. No se movía un hilo sin que él lo supiera. Fue el símbolo del birrete en el PPdeG, que se enfrentaba al sector del boina, liderado por el ya fallecido José Cuiña.

Influencia

Su influencia colocando o poniendo alcaldes y conselleiros en los Gobiernos de Manuel Fraga fue máxima. Solo le hacía sombra Cuiña.

Con dos años más que Beiras, a quien en el PPdeG cuestionan que sea cabeza de cartel a su edad para devolverle los dardos envenados que lanzaba a Fraga, que se retiró a los 88 años, la influencia actual de Romay va más allá del puesto que ocupa en el Consejo de Estado, órgano de carácter consultivo del Gobierno español. ¿Por qué? Porque Romay es el padrino político del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pero también del alcalde de A Coruña, Carlos Negreira. También lo fue del exregidor de Santiago Gerardo Conde Roa, forzado a dejar la alcaldía tras ser imputado por fraude fiscal.

Fue Romay quien apostó por Feijóo, entonces un joven licenciado en Derecho, para darle responsabilidades primero en la Consellería de Agricultura y después en la de Sanidade. También fue quien le nombró presidente del Insalud siendo ministro de Sanidad. Fue la puerta que se le abrió a Feijóo para que en Madrid le conocieran y apostasen en Génova por él para suceder a Fraga y frenar las ambiciones de José Cuiña. Aunque Romay parece retirado de la primera línea política, en el PPdeG cuentan que su ascendiente es todavía palpable.