La desatención se detecta en comportamientos como la dificultad para mantener la concentración en las tareas, la falta de perseverancia durante su realización o la desorganización. "La hiperactividad tiene que ver con el exceso de movilidad y a su inquietud constante y la impulsividad con las actuaciones sin pensar en las consecuencias, con la búsqueda de la recompensa inmediata así como la dificultad para esperar por los beneficios que se demoran en el tiempo", expresa el documento para definir claves del TDAH.

En el ámbito escolar, el protocolo indica que el alumnado con este trastorno estará en las aulas ordinarias con medidas de atención a la diversidad adaptadas. "El orientador ha de informar al profesorado de las conclusiones de la evaluación psicopedagógica", indica la guía, que apunta, en referencia al profesorado, que los estilos "permisivo o autoritario son negativos para tratar a los TDAH".

"Utilizar frases cortas y claras, mantener el contacto visual y permanecer cerca o utilizar imágenes mentales de conceptos, además de promover la participación del alumno con preguntas sencillas", son algunos de los trucos que plantea el protocolo para el profesorado.

Indica, además, que los exámenes escritos "han de ser cortos y con preguntas breves, cerradas, claras y con vocabulario fácil". Completar los exámenes escritos de forma oral cuando se observa que están incompletos o dejarles más tiempo para realizar estas pruebas, incluso con la opción de partir los controles en dos partes, son otras de las recomendaciones del protocolo en la parte educativa. En el ámbito familiar, "retirar la atención para ignorar las conductas inadecuadas favorecerá su desaparición", indica el informe, que también aconseja recurrir a estrategias tipo "tiempo fuera" (cuando el menor entra en crisis y se descontrola) o reforzar las conductas positivas.