Con la crisis el Apóstol tiene cada vez más trabajo. El paro y las dificultades económicas por las que pasan muchas familias gallegas se han convertido ya en un tema recurrente en las plegarias de los delegados regios durante la tradicional ofrenda del Día de Galicia. En esta ocasión, le tocó el turno a la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, que no dejó pasar la oportunidad de invocar al Apóstol para que ayude al "resurgir de la economía".

El país atraviesa la recesión más profunda de los últimos cincuenta años y, en medio del "desaliento y la incertidumbre" de muchos ciudadanos, la presidenta del Parlamento recordó que son las mujeres y los jóvenes los que más sufren las consecuencias de la crisis económica.

La ofrenda es una ceremonia que fue instruida en 1643 por Felipe IV y a lo largo de los años se mantuvo la tradición de que reyes, jefes de Estado o personalidades con las más altas responsabilidades invocaran al Patrón de España y de Galicia en busca de su protección.

Además de la crisis económica, Rojo imploró al Apóstol para poner fin a la violencia doméstica, pero también para que las familias "inculquen el valor del esfuerzo a sus hijos". La presidenta del Parlamento puso énfasis, en estos momentos de crisis, en la necesidad de que la juventud "valore y aproveche su educación". "Es la fórmula más válida para asegurar un futuro de plenitud personal y profesional".

Además, la delegada regia abogó en su discurso por la "concordia" y el "diálogo" como vías para poner fin a las guerras y el terrorismo en el mundo.