Cuando habla en castellano su acento extranjero es notorio, pero en cuanto se pasa al gallego recupera el tono melodioso de su pueblo natal, Bretoña, en Lugo, y que día a día solo puede compartir con su marido, de origen estadounidense y a quien conoció cuando ambos estudiaban en Santiago, y con su pequeña hija. Después de tres años en los mejores centros de investigación de Francia, Sonia se trasladó en agosto a Washington, donde estudia el daño cerebral dentro del National Institutes of Health (NIH), una referencia mundial en el campo de la salud. Ilusionada con el "encanto especial" de su nuevo destino, "una ciudad muy europea", compara la reciente festividad del Halloween con el Entroido: "Me recordó a cómo lo vivíamos de pequeños, yendo por las casas pidiendo filloas y rosca".

Desde esa época, su meta fue la de convertirse en científica y se estrenó en los laboratorios de la universidad compostelana mientras estudiaba la carrera. Ante la "situación complicada" que se le presentaba en Galicia decidió irse a Cataluña para hacer la tesis: "Fue una emigración buscada. Podía quedarme, pero quería mejorar mis oportunidades. Es duro no tener el futuro profesional claro".

Tras doctorarse, ella y su marido, Todd, con el que comparte profesión, buscaron un destino en Europa "antes de dar el salto a Estados Unidos". Él entró en el Instituto Pasteur de París y Sonia, en un laboratorio del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia que investigaba la isquemia infantil.

"Los bebés que sufren falta de oxígeno al nacer o cuando tienen unos meses padecen muchos problemas durante la infancia o en la etapa adulta. Demostramos que los tratamientos con melatonina podrían ayudarles a recuperar el daño causado en el cerebro", explica.

El equipo continuó con su proyecto en otro laboratorio del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica en el hospital Robert Debré, donde pudieron tener acceso a células madre del cordón umbilical. En su maternidad, una de las mejores del país, nacía hace año y medio Shayla Antía.

"Donamos las células de su cordón al banco público nacional. Me parece una actitud muy positiva porque pueden utilizarse en futuros tratamientos", defiende.

Después de tres años en Francia, la pareja decidió continuar con sus respectivas carreras en Estados Unidos. A Todd le ofrecieron una plaza en la Universidad de Maryland como experto en bioinformática y genómica y ella probó suerte en el NIH. Allí trabaja en el equipo de Aviva Symes y colabora con el argentino Juan Saavedra, un experto mundial con una "carrera consagrada" de más de treinta años.

Sonia, también adscrita al Medical Center, investiga una terapia que disminuye los daños cerebrales después de un impacto causado por accidentes de tráfico, lesiones deportivas o armas y que pueden originar discapacidades físicas y mentales. "Defensa está destinando mucho dinero para estudiar la recuperación de soldados que llegan de Afganistán con traumatismos cerebrales", apunta.

Los esfuerzos de su grupo se centran en el uso de un fármaco denominado candesartán que bloquea los receptores de anagiotensina, reduciendo el daño. Su eficacia en isquemias estaba probada, pero nunca antes se había experimentado con él en traumatismos cerebrales y los resultados obtenidos hasta el momento "son muy buenos".

Pruebas en ratones

Los análisis se realizan con ratones modificados genéticamente para que no tengan receptores de anagiotensina en busca de la dosis apropiada y para determinar en qué momento debería ser aplicada. También estudian cómo el tratamiento reduce la lesión e inhibe la muerte de las neuronas. "En el Medical Center tienen unas salas impresionantes para ver el comportamiento de los ratones y cómo se recuperan tanto físicamente como de memoria", añade Sonia.

Valorando su experiencia en centros de referencia a uno y otro lado del Atlántico, Sonia asegura que ambos destinos ofrecen "ventajas y desventajas", pero señala la falta de barreras económicas en EE UU. "Cuando me dicen ´si necesitas algo, cómpralo´ me los quedó mirando. Por primera vez siento que tengo la facilidad de trabajar sin problemas de financiación, y para un científico investigar hasta dónde alcance su imaginación es un lujo".