Los furanchos podrán seguir existiendo como tales. El conselleiro de Cultura, Roberto Varela, corrigió ayer a la secretaria xeral de Turismo, Carmen Pardo, que informaba el lunes de que estos locales no aparecían recogidos en la nueva de la Lei de Turismo que prepara la Xunta porque "carece de sentido dar cobertura legal a algo que es alegal" y añadía que si estos negocios querían seguir existiendo tendrían que "acogerse a una de las categorías existentes", lo que obligaría a su reconversión en restaurantes, cafeterías o bares y la pérdida de su actual estatus.

"Nadie habló de su ilegalización ni muchísimo menos de su eliminación", sostuvo en cambio ayer Varela. "Los furanchos son perfectamente legales y lo único que necesitan es pagar la correspondiente tasa al concello", matizó, para luego advertir, no obstante, que "si desean servir comidas podrán convertirse en bar, café o restaurante". Es decir, en la práctica, confirmaron ayer fuentes de Turismo, seguirán existiendo regulados por el decreto aprobado por el bipartito, como hasta ahora.

El conselleiro de Cultura argumentó que los furanchos no están incluidos en la futura Lei de Turismo porque "deben limitarse a aquello para lo que fueron creados, la venta de vino excedentario", lo que, dice, hace que no encajen en la categoría de "establecimientos turísticos" recogida en la nueva norma. La vigente sí los menciona como tales, a continuación de los restaurantes, cafeterías y bares.

Por otra parte, el secretario xeral de la Unión de Consumidores Galegos, Miguel López, cree que la reforma de la Lei de Turismo, que conlleva la eliminación de tener que sellar ante la Xunta los precios de servicios y productos ofrecidos por restaurantes y hoteles, puede "crear en un primer momento situaciones de desconocimiento y de conflicto" y "en algún caso, de picaresca".

No obstante, recuerda López, se trata de una directiva europea. De hecho, a primera vista, esta norma implica "mayor libertad y, por tanto, mayor competencia", algo bueno "a priori" para el usuario. Ahora, dice, habrá que confiar en que la Xunta "refuerce" los servicios de inspección para asegurar que las tarifas están a la vista y "confiar" en que el sector actúe "profesionalmente". Respecto a los inspectores, López matiza que "si hasta ahora los medios eran escasos, tal vez lo sean más porque se multiplica su carga de trabajo".

Los empresarios dan la bienvenida a la reforma con más entusiasmo y ratifican que "en general, recoge las peticiones del sector". Así, José Magaz, presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra, destaca la "comodidad" que supone no tener que ir a sellar los precios y pone como ejemplo las cartas de restaurantes de mariscos, donde sólo se indicaba, hasta ahora, que el precio de ciertas especies dependía de cada día.

A su juicio, el sector no "abusará de los clientes" porque, dice, "todo el mundo quiere que la gente repita en su negocio". No obstante, concede que "tal vez el turista lo pueda notar más y tenemos que ser prudentes".

Lo único que objeta Magaz a la legislación es que "quizás debería fijar un precio mínimo a los hoteles de cuatro y cinco estrellas" porque a veces sus enormes descuentos suponen "competencia desleal", una expresión que también usó para los furanchos, para los que reclamó a la Administración "más inspectores".