El diálogo de las cajas gallegas ha recaído en dos personas que en muchos aspectos muestran un perfil semejante. Porque el sosiego, la cautela, la inteligencia y una querencia a la discreción, al gratificante segundo plano, son cualidades que comparten José Luis Pego, director xeral de Caixanova, y Javier García de Paredes, director xeral adjunto de Caixa Galicia. "Si ellos no se entienden, nadie lo podrá hacer", resume un buen conocedor de ambas personalidades.

José Luis Pego (Ferrol, 1957) fue un brillante alumno de Económicas que, pudiendo hacer una brillante carrera como docente universitario, se embarcó en la aventura financiera en 1985. Y, a la vista del resultado, no se equivocó. Casado con una médico y padre de dos hijos varones, Pego sorprende a quienes no le conocen por su pasión por el detalle. "Es analítico y meticuloso", le retratan. Ese carácter tranquilo no es incompatible, en su caso, con una inquietud y una curiosidad irrefrenables, que suelen ir canalizadas por esa propensión a la metodología. Pego tiende a hacer de la necesidad virtud y no le preocupa tanto el qué como el cómo. Forjado durante décadas al lado de Julio Fernández Gayoso, eso sí que es un máster en gestión, conoce bien el incalculable valor del silencio y los frutos que proporciona la lealtad.

Su interlocutor, Javier García de Paredes, también huye de los focos y del primer plano. Fichado por Caixa Galicia a otra entidad de ahorro catalana, este abulense de 50 años, que respira Galicia por cada uno de sus poros, casado y padre de dos hijas, encarna el perfecto maridaje entre inteligencia y sencillez. Su nombramiento hace una semana por José Luis Méndez, director general de Caixa Galicia, como su número dos sólo le dio oficialidad a lo que ya era un clamor: García de Paredes es el futuro. Afable, dotado de un punzante sentido del humor y amigo de sus amigos, aprecia el diálogo y la sensatez. Dos virtudes que tendrá que exprimir en los próximos días.