Ya no habrá más saraos. El de ayer fue por fin el último acto de celebración del cambio político y el traspaso de poderes. Toca ponerse a trabajar. Y como para pasar página después de tantos días de festejos, por un día se dejó de lado la ya sabida austeridad para tomarse un ágape en el Parlamento.

Reducción de altos cargos, reorganización del organigrama y dedicación exclusiva en los altos cargos. Y por supuesto política de austeridad. Pero también, la política del colegueo y el besuqueo. Ese era el comentario generalizado ayer. Algo impensable en la era Touriño, pero tan en boga en las dos últimas semanas en la política gallega. El nuevo presidente, Alberto Núñez Feijóo, en la inauguración oficial de la octava legislatura del Parlamento, no dejó ni una persona sin saludar. Y habría 200.

Al primero de todos, tan pronto acabó la sesión solemne de apertura, al socialista Modesto Pose, en proceso de recuperación de una grave enfermedad. Competían las muestras de cariño con el diputado hasta ahora ausente con las felicitaciones a los nuevos conselleiros. Los que más, a la coruñesa Beatriz Mato y al ourensano Jesús Vázquez.

Los conselleiros populares estrenaron los que serán sus asientos cuatro años. Los tres partidos siguen en sus mismos puestos, pero el Gobierno cambió de bando. Feijóo se sienta al otro lado de donde lo hacía su antecesor, con su fiel escudero, Alfonso Rueda, a su derecha. Justo enfrente, las sillas ocupadas la pasada legislatura por Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, permanecen vacías.

El ex líder socialista -ayer se apresuró a saludar a los suyos y desapareció del hemiciclo- buscó acomodo en la tercera fila (detrás del que se perfila como su sucesor en el PSdeG, Pachi Vázquez) y el ex líder nacionalista, en la Mesa del Parlamento.

El reparto de los escaños dejó extrañas parejas de baile. Suárez Canal, ex de Medio Rural, codo con codo con Méndez Romeu, ex de Presidencia. Los dos extremos del antiguo Consello de la Xunta. Otra pareja distinta: Lobeira junto a Ismael. En la última fila, el veterano Cerviño por el PSdeG, Puy en el PP y, como si fuera la malota de la clase, Táboas por el BNG.

No hubo tiempo para la chanza en el Parlamento. Era una declaración institucional de la presidenta, que volvió a errar y dijo “Galiza” para regocijo del tándem Lobeira-Aymerich. Aunque corto, le dio tiempo a citar a Risco, Montesquieu, Locke, Concepción Arenal y Pardo Bazán, para cerrar con una cita de Brañas: “A loitar, pois, por Galicia”.

Y para empezar a luchar, nada mejor que entonar el Himno gallego. Como en la toma de posesión del presidente, se pudo comprobar quién se lo sabe de verdad y quién no. Las dos primeras estrofas las entonaban Feijóo, Rueda, Fernández Currás, Jesús Vázquez, Mato y Rosa Quintana. A Agustín Hernández, Javier Guerra, Pilar Farjas, Samuel Juárez y Roberto Varela ya les costaba con esas. A pesar del escaso trabajo acometido -faltó tiempo para la media hora- había ganas de hincarle el diente a los abundantes aperitivos.

Y allí Feijóo siguió con su efusiva política de saludos, uno por uno. Ex diputados, ex conselleiros, invitados, trabajadores del Parlamento y periodistas. Hubo ausencias de algunos habituales, entre ellos Carmen Gámir. Las estrellas fueron los conselleiros, casi recién nombrados. “Nadie mejor que tú para poner orden en Sanidad”, le soltaron a la coruñesa Pilar Farjas. Beatriz Mato sigue repartiendo besos y sonrisas a partes iguales, y encantada con su nombramiento.