¿Quién sacará mayor rédito de su paso por el Gobierno, Touriño o Quintana? ¿Conseguirá Feijóo, en su primera aparición como cabeza de lista, frenar la caída del PP en Galicia y arañar los votos necesarios para recuperar el escaño 38? Todo parece indicar, encuestas incluidas, que los socios del bipartito repetirán coalición y aún a más distancia del PP, pero la crisis pega con fuerza y de alguna manera podría pasar factura a los socios de Gobierno.

Hay quien opina que el cambio no es tan visible como debiera, que hay mucho continuismo en determinadas facetas y el PP intentará exprimir las desavenencias que los socios de gobierno. Y todavía está por resolver el concurso eólico, que promete más conflictos.

Tampoco el líder socialista, Emilio Pérez Touriño, dispone del efecto Zapatero que tanto le ayudó en 2005 a sentarse en Monte Pío. Desechada ya por todos la posibilidad de que los socialistas disputen a los populares ser la primera fuerza, el actual jefe del Ejecutivo, el mejor valorado de los tres líderes, necesita que el aumento de escaños respalde su gestión. Touriño llevó la contraria a todos dentro del PSOE, que abogaban por adelantar la fecha para no estar tan expuestos a los daños de la crisis, y eso podría pasarle factura si no logra un buen resultado.

Nadie en el PP gallego discute a día de hoy el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, persona de total confianza del presidente nacional, Mariano Rajoy. Pero viniendo de la oposición, el PP llega más necesitado que ninguno de sus rivales. Cada vez más alejado del poder (ninguna ciudad y sólo dos diputaciones) tras 16 años de mayorías absolutas, un batacazo dejaría los ánimos por los suelos. Todos en el PP, empezando por el propio Rajoy -a quien cuestiona un sector del propio partido-, necesitan una alegría. Dicen que sus encuestas no le son desfavorables, que les dan mejores resultados que las que tenían en 2005, y en público aspiran a recuperar la mayoría, conscientes de que un pacto con el BNG es imposible.

Ni el mismo Anxo Quintana da un duro por su liderazgo si el BNG no mejorase sus resultados en marzo tras casi cuatro años de protagonismo como número dos del Ejecutivo. Lejos del techo electoral (17 escaños) que se produjo en 2001 con Xosé Manuel Beiras como cabeza de lista, los nacionalistas se contentarían con subir un par de escaños y mantener la relación de fuerzas dentro del bipartito. Así, confían en que los votantes perciban que suya es la mayor aportación al cambio producido y suyo el poder de condicionar las votaciones de Madrid en beneficio de Galicia.

¿Dónde estarán las claves del resultado? Socialistas y nacionalistas aspiran a arañar escaños en todas las provincias, pero la realidad es que el PP venció en 2005 en todas las provincias. Los de Feijóo hacen sus cálculos en base a mantener sus resultados en todas las provincias y recuperar el escaño de Pontevedra que hace cuatro años les dejó sin mayoría.

Tanto socialistas como populares están temerosos del predicamento que el BNG pueda recoger en el mundo rural, pero los de Quintana sufren cada vez más para mantener sus apoyos en las ciudades, donde antes tenían su vivero.