David García / O MORRAZO

A veces los deseos se cumplen. La madre del capitán del Playa de Bakio, Divina Lois, estaba ayer de cumpleaños. "En casa me preguntaron por la mañana qué quería. Lo que yo quería no me lo podían regalar... Yo le pedí a Dios, a la Virgen y a todos los santos del cielo sólo un regalo: que liberasen a mi hijo Antonio y que me lo trajesen a casa", manifestaba ayer aún emocionada. "Éste es mejor regalo de cumpleaños que podía tener", sentencia.

La última semana ha sido muy dura para toda la familia. "Es el final de una pesadilla y ahora podemos respirar tranquilos. Damos saltos de alegría", asegura la madre de Antonio Rodríguez Lois. La mujer pudo hablar con su hijo poco después de las ocho de la tarde. "Nos llamó él. Nos dijo que estaban contentos y que estaban navegando rumbo a las Seychelles. Cuando me dijo que llevaban un médico a bordo [de la fragata Méndez Núñez] le pregunté si había algún herido pero me dijo que no, que todos estaban bien", explica.

La familia de Antonio Rodríguez Lois se enteró de la liberación por distintas fuentes y casi de manera simultánea. Poco después de las seis de la tarde recibía una llamada de la ex mujer de su hijo y de sus nietas. "Me dijeron que los acababan de liberar y justo en ese momento estaba llamando a la puerta de nuestra casa -en el barrio de Mogor, Marín-la conselleira de Pesca [Carmen Gallego]", cuenta la mujer. "Mi otra hija estaba paseando por el parque con sus hijos y la llamaron unos amigos para que fuese a ver inmediatamente la televisión, que estaban dando la noticia", añadió Divina Lois. "Al final nos acabamos enterando de la liberación por un montón de medios distintos", relataba aún nerviosa.

La ex mujer y las hijas del capitán recibieron la noticia en un primer momento de manera extraoficial. "Nos llamó el representante de una asociación de ayuda a los marineros para ofrecernos su ayuda y su apoyo si lo necesitábamos. Apenas dos minutos después de acabar la conversación volvió a llamar y nos dijo que encendiésemos la televisión que en unos minutos se iba a producir una comparecencia de la vicepresidenta", cuentan. La noticia supuso el "final de una terrible pesadilla, estos días han sido horribles y es una experiencia nada grata". El capitán del Playa de Bakio llamó a una de sus hijas poco después aunque la conversación resultó muy corta pero lo suficiente "para que estemos tranquilas".

El otro marinero de O Morrazo, Jesús Pillado Santos, pudo telefonear por fin a su casa. Él era de los pocos que no pudo hacerlo durante el secuestro. "Primero llamaron desde el ministerio a su esposa y poco después fue él quien llamó", explica su hermano, Carlos Pillado. "No pudo decirle mucho, sólo que estaba bien aunque un poco estresado después de lo que ocurrió y que volvería a llamar cuando estuviese en una zona con mejor cobertura", añade.

"Estamos muy contentos y mucho más tranquilos. La verdad es que esperábamos que el secuestro aún se prolongase unos días más. Pero mejor que se haya solucionado cuanto antes", afirmó el hermano de Jesús Pillado. "Parece ser que los americanos y los ingleses presionaron bastante pero creo que ni los propios tripulantes saben cómo fue la liberación y si se pagó un rescate", opina. Carlos Pillado también trabaja como marinero en los caladeros del Océano Índico desde hace casi veinte años y conoce perfectamente la situación de unas aguas muy peligrosas. "Esperemos que este suceso sirva para que el Gobierno español y la Unión Europea se tomen en serio este problema y que se adopte una resolución para proteger a los barcos que trabajan en ese lugar", reclama Pillado.