Que cómo nos sentimos? Daniel ha muerto por defender algo que ni siquiera era suyo". Con esta frase resumían ayer los familiares y amigos del cabo vigués Daniel Abreu, vecino de Coruxo y de 24 años de edad, su dolor y consternación por la trágica muerte del joven al estrellarse por causas desconocidas el helicóptero militar en el que sobrevolaba Afganistán. Los que lo conocían lo describen como una persona "alegre, extrovertido y amante de los deportes". Su padre, Eugenio Abreu, aseguró ayer que el Ejército era "su vida", y que le gustaba participar en "misiones de carácter humanitario". Allegados y familiares del joven Abreu, entre los que se encontraban las esposas de dos soldados gallegos destinados en tierras afganas, exigieron ayer encarecidamente al Gobierno de Rodríguez Zapatero que haga regresar a las tropas españolas que siguen allí.

Ayuda psicológica

Una llamada del Ministerio de Defensa comunicó a la familia del cabo Daniel Abreu la trágica noticia. "Sé lo mismo que vosotros, lo que el ministro anunció en rueda de prensa", indicó Eugenio Abreu, quien añadió que el Gobierno les había ofrecido ayuda psicológica para tratar de superar el duelo, atención que la familia rechazó. El padre del fallecido afirmó además que portavoces del Ejecutivo le habían comunicado que la identificación del cadáver se realizará "de una forma rigurosa y en el menor tiempo posible".

El cabo Daniel Abreu, que tiene sólo un hermano de 18 años [llamado Jairo], estaba casado desde hacía varios años con María Concepción, una chica de 23 años que también había formado parte del Ejército. "No se trataba de la primera misión a la que iba. De hecho, él y Conchi ya habían estado en Kosovo hace algún tiempo", informó Eugenio Abreu.

Concepción, al igual que la madre del fallecido, evitó hacer declaraciones a los medios de comunicación y se limitó a reconocer que se encontraba "totalmente destrozada". Los que sí hablaron fueron los familiares y allegados del cabo que ayer se acercaron a Coruxo, entre ellos varios miembros del Ejército. "Era una persona alegre y extrovertida; estaba muy comprometido con la naturaleza", indicaron.

Entre las principales aficiones de Daniel Abreu destacaban el submarinismo y la caza. De hecho, Abreu pertenecía desde hacía años al club de submarinismo Bahía de Vigo. "También practicaba atletismo", apuntó su padre, quien añadió que lo que de verdad le gustaba a su hijo era el Ejército. "Era lo que él quería, su vida; sobre todo le encantaba participar en misiones de carácter humanitario, como ésta", apuntó.

"Sólo esperamos que haya tenido una muerte rápida y no haya sufrido", señaló Eugenio Abreu.

Su hijo había partido el pasado 3 de agosto hacia Afganistán para garantizar la seguridad durante la celebración de los comicios.

Amabilidad

Según Eugenio Abreu, el joven cabo le había transmitido en numerosas ocasiones que los afganos era gente "muy amable" y que no tenía "demasiados problemas". "Supongo que era su visión personal; otros tendrán otra", afirmó.