Lo nombraron comandante de la plaza al ser destituido el afrancesado La Rocque. Ante la imposibilidad de defender Vigo con sus escasas fuerzas e intentando evitar daños, rindió la villa. Tras la Reconquista su conducta fue muy cuestionada y fue encarcelado hasta septiembre de 1809, cuando pasó a arresto domiciliario. Más tarde se le absolvería por su comportamiento durante el sitio.