Intentar hacer un curso lo más similar posible a los anteriores a pesar de las medidas en los centros educativos por el Covid-19. Esta ha sido la máxima, desde el inicio de este anómalo curso, para la maestra Carmen Quinteiro, del CEIP Xunqueira 1.

“Retomamos la actividad en el huerto de la escuela, quitamos las hierbas y vamos a hacer un semillero para poder plantar. Mi único miedo al empezar este curso era no poder continuar con el día a día. Pero poco a poco estamos haciendo las mismas actividades con las medidas necesarias”, expresa Quinteiro. Sus alumnos y alumnas tienen ocho años. Llevan la mascarilla con naturalidad, se la quitan para merendar, y saben que tienen que estar separados. Apunta Quinteiro que no es bueno normalizar ciertas expresiones del tipo: “¡Sepárate!” o “¡Apártate!” o “¡No te acerques a mí!”. “Yo las evito porque no es bueno escuchar eso. Nosotros somos mayores y no nos cuesta hacer una excepción y no tocarnos. Pero hay que tener cuidado con los pequeños porque no sabemos si este tipo de expresiones pueden tener efectos en el tiempo”, expresa Quinteiro. 

Alumnos y alumnas de Infantil en una salida este curso.

También empezaron a hacer teatro y recitales, separados y con mascarillas, pero disfrazados y con attrezo igualmente. Y otras actividades que han discurrido los propios alumnos. Por ejemplo: “para jugar al ajedrez, se sientan en el suelo, miden dos metros de separación y se pasan el tablero a medida que ejecutan las jugadas”. Ellos mismos lo idearon. O, por ejemplo, practican los juegos de manos, estos típicos de dar palmadas entre ellos al mismo tiempo que cantan una canción. Y en lugar de dar palmadas, se quedan justo con las manos quietas antes de tocarse. “Hemos ido ya al museo para preguntar cuándo podemos realizar la visita, a ver si conseguimos ir todos, somos 20, con las distancias necesarias”, apunta Quinteiro, que indica que estas salidas compensan a las mesas distribuidas de modo rígido, mirando al frente.

Alumna sentada en el paraguas merendando.

Otra de las ideas pensadas por esta docente fue hacer salidas armados de paraguas. “De este modo normalizan caminar separados sin necesidad de recordárselo en todo momento y hablan con naturalidad desde sus posiciones”, añade la docente.

Alumnos preparando el huerto, con las mascarillas puestas.

Para Diego Ricón, docente de infantil en el CEIP de Pazos de Rei de Tui, era necesario que el inicio de curso fuese lo más natural posible, con la presencia de los padres en el periodo de adaptación de los más pequeños, que este año se prolongó un poco más. “Preparé un espacio exterior para que los padres estuvieran con los niños, con guirnaldas, rincón de teatro, pañuelos de colores... todo exterior y salió perfecto”, apunta.

Alumnos jugando al ajedrez, con la distancia necesaria.

“En el día a día en el aula, lo que me interesa y donde concentro mis energías, mi creatividad y mi ilusión es en conseguir no tener que renunciar a ninguna de las actividades que hacíamos hasta ahora”, describe Quinteiro. “Teatro, salidas, la visita exposiciones, los juegos de mesa, etc... siguen estando y formando parte de nuestro horario porque en el grupo hemos encontrando las fórmulas para mantener las distancias de la forma más natural posible”, añade.

Alumnos haciendo teatro con mascarilla.

Periodo de adaptación en el CEIP de Pazos de Rei de Tui

Ambos docentes, tanto Carmen Quinteiro del CEIP Xunqueira 1 de Pontevedra, como Diego Ricón, del CEIP Pazos de Rei de Tui, están nominados a los premios a mejor docente de España Educa-Abanca. Son casi 140 candidatos en toda España. Las candidaturas son presentadas por las familias, alumnado o compañeros.

Alumnos de 3 años en el periodo de adaptación en el exterior, este curso.