Suiza será el rival de España el próximo viernes. Los dos equipos se reencuentran tras aquel Mundial de 2010 que comenzó con derrota de La Roja y concluyó con la noche más gloriosa del fútbol español. Los suizos dieron la sorpresa ante el gran favorito del torneo, precisamente el vigente campeón mundial, Francia. Los galos tuvieron que remontar, no supieron proteger después su ventaja de 3-1 y finalmente, en un duelo a la ruleta rusa, quedaron eliminados en los penaltis. La pena máxima también tuvo su protagonismo durante el tiempo reglamentario, para desgracia de Ricardo Rodríguez.

La familia Rodríguez vivirá el viernes un partido con el corazón dividido, aunque obviamente vaya a pesar más la posibilidad de que uno de sus miembros siga escribiendo páginas únicas del balompié de su país. Ricardo es ya un jugador histórico en Suiza. Pertenece a una generación multietnética, formada por hijos de emigrantes, que ha permitido al fútbol helvético codearse con los grandes, Ricardo debutó con la absoluta en 2011, cuando apenas tenía 19 años, de la mano de Ottmar Hitzfeld. Desde entonces ha sido uno de los fijos, con su icónica coleta y su precisa zurda. Son 84 los entorchados que acumula. Son nueve sus goles. Ayer, sin embargo, pudo vivir su noche más triste. Siempre lamentará el décimo tanto que no fue, pero no será con la amargura de que el error condenase a su equipo.

Sucedió en el minuto 8 de la segunda mitad, en una acción tan alocada como el resto del encuentro. El árbitro no vio penalti en dos entradas consecutivas a Zuber y Mbappé. El VAR ya no examinó la acción del galo porque aconsejaron revisar la primera. Penalti y posible 0-2. Ricardo no dudó. Suya es tal responsabilidad, que ha ejercido muchas veces con acierto también en sus clubes. De penalti le anotó un gol al Real Madrid en una victoria con el Wolfsburgo en Liga de Campeones. Pero en esta ocasión no ajustó demasiado su disparo raso y la mano de Lloris frustró su alegría. Un instante decisivo, ya que el alivio provocó la reacción de la selección francesa. Aunque en realidad, tal y como se desarrolló el encuentro, es difícil saber si los dos tantos de ventaja habrían sido suficientes.

Ricardo Rodríguez fue sustituido al final del partido, justo antes de que Gavranovic enviase el partido a la prórroga. Desde la banda contempló cómo el gran partido de Suiza tenía finalmente premio. Los helvéticos tuvieron alguna oportunidad y también supieron aguantar las acometidas postreras de Francia. Y en la tanda de penaltis todos acertaron menos el último, el gran astro del fútbol mundial, Mbappé. Otro consuelo para Ricardo. Los buenos también fallan.

El hijo de José Manuel, el hermano de Roberto y Francisco, se medirá el viernes a la selección del país de su padre –su madre es chilena–. Tiene por delante más historia que escribir antes de irse de vacaciones y tal vez pasarse por el hogar familiar de Crecente o a visitar a sus familiares en Vigo, como tantas otras veces.