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Javier Veiga Actor, guionista y director

“Necesitamos aplicar la retranca a la vida”

“En este momento que vivimos en el mundo de los ofendidos, hay que tomarse las cosas con más sentido del humor”, comenta el artista gallego que comienza mañana el rodaje de su primera película como director

Javier Veiga en Ourense, donde comienza mañana a rodar su primera película como director. Brais Lorenzo

El artista gallego Javier Veiga (O Grove, 1973) comienza mañana en Galicia el rodaje de “Amigos hasta la muerte”, su opera prima como director de cine. La comedia, inspirada en una obra homónima de teatro escrita, dirigida y protagonizada por él, explora los límites de la amistad en un triángulo amoroso formado por tres personajes a los que dan vida el propio Javier Veiga, Marta Hazas y Mauricio Ochmann. Ourense, O Grove y Santiago serán algunos de los escenarios que aparezcan en la cinta, cuyo estreno está previsto para el año 2023.

– ¿Qué supone para usted debutar como director de una película de cine con 49 años?

– Es la continuidad a una línea de trabajo que llevo tiempo desarrollando. Siempre me ha gustado contar mis historias, hacer mis proyectos propios y es lo que he hecho desde mis inicios, primero con mis espectáculos, luego con cortometrajes y series de televisión. Dirigir una película era el paso lógico y por fin he encontrado el momento, el proyecto y las circunstancias, además del apoyo institucional que brinda la Xunta, a través de Agadic, y la Diputación de Ourense a esta producción.

– ¿Se le presenta como un reto?

– Aunque me gusta considerar que cualquier producto de ficción no es mayor o menor por el soporte, es decir, que no es más el cine que una obra de teatro o una serie, es cierto que en el imaginario colectivo se le confiere algo de místico a una película que se proyecta en la gran pantalla, sobre todo para los que crecimos con el cine. Y esa es una responsabilidad que acaba pesando. He hecho treinta capítulos de una serie que se rueda con medios parecidos y parte del equipo son gente que trabaja habitualmente conmigo, pero saber que estás haciendo una película que se va a mirar con lupa te obliga a tener un mimo especial con cada detalle, a ser más minucioso y a echarle más horas de las que meterías en un producto de televisión.

Javier Veiga. Brais Lorenzo

– Y ha escogido para estrenarse adaptar una obra de teatro escrita, dirigida y representada por usted en más de 400 ocasiones, en 2009 y 2012, en España y Latinoamérica.

– Sí, además de las versiones que ha tenido en gallego, con Touriñán, Ledicia Sola y David Amor, y en euskera. Es un espectáculo al que le he tenido un cariño especial porque funcionó bien con el público. Siempre que lo veía gente del medio audiovisual, me decían que se podía hacer una película con la historia. Me decidí a hacer el guión y aquí estoy.

– ¿Rodar en Galicia supone un valor añadido para un actor gallego que ha hecho su carrera en Madrid?

– Lo mío ha sido una carrera a la inversa. Empecé en Madrid con 19 años a estudiar en la Escuela de Arte Dramático y desarrollé mi carrera allí, pero en los últimos años he tratado de hacer más cosas aquí en Galicia, tanto en teatro como en audiovisual, a través de la sociedad que he creado con Xosé Antonio Touriñán.

– Vuelve a dirigir una producción que también protagoniza, algo que ya ha hecho en el teatro y en la serie “Pequeñas coincidencias”, ¿es algo ya habitual en usted?

– Me gusta contar mis historias en primera persona, algo que también tiene tradición en el mundo del espectáculo desde tiempos inmemoriales: el teatro de toda la vida la hacía el hombre-compañía. es verdad que tiene algo de esquizofrénico dirigirte a ti mismo y requiere de la complicidad del equipo, que tiene que confiar mucho en ti y saber que van a aguantar algo raro, que yo voy a estar en todo y que eso genera dinámicas complejas para los demás.

– Un equipo en el que además también está su mujer, Marta Hazas, que coprotagoniza la cinta junto a usted y Mauricio Ochmann ¿cómo lleva lo de trabajar con su pareja?

– Lo veo de manera natural y no solo porque nos conocimos trabajando y luego vino la relación personal y después la afectiva, sino porque soy hijo de autónomos que trabajaron toda su vida juntos (en el restaurante La Posada del Mar de O Grove). Tienes a alguien con una complicidad absoluta para trabajar, solo le veo ventajas.

– Tras dirigir una serie para Amazon Prime Video de tres temporadas y realizar el podcast “Audible”, también con Marta Hazas, para la misma plataforma, ¿en qué momento de su carrera diría que se encuentra?

– Para mí ha sido una travesía difícil pasar de ser un actor al que muchos conocían sobre todo como humorista o presentador de un programa de comedia a querer dirigir espectáculos, series y películas que yo escriba. Lo normal es que no te tomen en serio y que crean que eres alguien al que le ha dado por hacer esto, no que es algo que realmente quieres. Estoy consiguiendo por fin asentarme en esta faceta, que la gente acepte que sea guionista, director y actor a la vez, que me permitan hacer y que las cadenas y el público lo reciban tan bien.

El actor, guionista y director Javier Veiga. Brais Lorenzo

– ¿La comedia romántica es su ámbito natural propio?

– Me gusta que haya comedia en todo lo que escribo, no es algo que haya decidido. La comedia romántica es un género que me gusta como espectador, al menos las comedias relaciónales que tengan que ver con problemas cotidianos de gente normal. No sabría escribir sobre asesinos o sobre tramas de tráfico de drogas, son mundos que me son ajenos y no están relacionados con lo personal, con lo humano, con lo que vivo y tengo cerca.

– ¿Considera que su sentido del humor es gallego?

– Más que con el sentido del humor, la retranca tiene que ver con la manera cómo nos relacionamos, ese decir las cosas a medias, ese punto de mala leche, esas cosas insinuadas que se reflejan después a la hora de escribir o actuar como humorista. De hecho, desde fuera a veces no nos pillan, no entienden o directamente no lo aguantan.

"Ha sido una travesía complicada pasar de ser un actor conocido sobre todo como humorista a dirigir espectáculos, series y películas escritas por mí"

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– ¿Necesitamos reír más que nunca?

– Estoy absolutamente convencido de que sí, sobre todo en este momento en nos tomamos todo demasiado en serio, en que estamos en el mundo de los ofendidos. Hace falta tomarnos todo con más sentido del humor y aplicar esa retranca tan nuestra a todas los aspectos de la vida. No creo que ese sea frivolizar, el humor es una manera de soltar tensiones.

– ¿Se impone algún límite o autocensura a la hora de hacer humor?

– En mi caso no. El único límite es hacer gracia y si no te la hace, lo siento, o cambias de canal o te vas de la sala, pero que alguien se moleste porque alguien se ría de algo, es absurdo. Ponerte límites en lo que puedes decir o no es surrealista. Cierto es que todos nos autocensuramos, es inevitable, pero ahora es terrible la manera en que el mercado te obliga a ello con tantos tabúes, muchos más que hace diez o quince años. El todopoderoso Twitter y lo que supone dejarnos influir demasiado por las redes sociales está haciendo, no solo en el humor, que la gente pase a tener demasiada prudencia de lo políticamente correcto. Y eso no solo se traduce en que a los humoristas nos cueste más o menos hacer nuestro trabajo, sino que nos hace más pobres , mojigatos y retrógrados como sociedad.

– ¿Iba para arquitecto hasta que vio una obra de Valle Inclán en el teatro?

– En realidad no iba para arquitecto, sino que me matriculé en arquitectura pero creo que fui a dos clases. Y sí, vi las comedias de Valle Inclán, siete horas de función, en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña y me quedé fascinado con el hecho escénico, con la complicidad de que alguien estaba haciendo eso para que yo lo viera. Eso me dejó pegado a la butaca y dije “me quiero dedicar a esto”.

– Eso fue con 18 años, ¿nunca antes se había interesado por la interpretación?

– En tercero de BUP tenía una profesora de gallego que se negaba a darnos clases en gallego normativo porque iba contra sus ideas y acordamos con ella que nos daba aprobado general si durante sus clases ensayábamos una obra de teatro. Lo surrealista es que montamos “O enfermo imaxinario” de Moliere que acababa de hacer el Centro Dramático Galego con Morris como protagonista. Estrenamos en la Casa de la Cultura de O Grove y yo hice de protagonista, no sé muy bien cómo ni porqué. No me acuerdo del nombre de esa profesora, pero quiero agradecérselo.

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