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Nieves Herrero Periodista y escritora

“Me halaga que aún me llamen chica Hermida”

La periodista y escritora se sumerge en su última novela en la vida de la reina Victoria Eugenia, una mujer “injustamente olvidada” y se enfrenta al reto de escribir la biografía de Carmen Thyssen, “una de las protagonistas del siglo XX”

Nieves Herrero estará el próximo miércoles 23 en el Club FARO. JOSÉ LORES

En su última obra, “El joyero de la reina”, Nieves Herrero vuelve a sumergirse en la historia reciente de España, esta vez para repasar la vida de la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII y bisabuela del rey Felipe VI . A sus 64 años, la periodista, escritora y abogada madrileña que fue “chica Hermida” a finales de los 80 en la radio y en la tele confiesa seguir disfrutando de su profesión de comunicadora como cuando empezó, con 17 años, con la intención de aprender algo nuevo cada día. El próximo miércoles 23 estará en el Club FARO.

– En “El Joyero de la Reina” escribe la historia de Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, ¿por qué se decantó por ella?

– Llevaba ocho años queriendo hablar de ella y siempre se me cruzaban otras protagonistas. Tenía mucha documentación avanzada y en la pandemia me puse a escribir, lo que me salvó de acabar mal porque me afectó muchísimo estar encerrada. Me ayudó ir por palacios e introducirme en el mundo de la joyería y espero que al que lo lea también le sirve para evadirse del mundo que estamos viviendo.

– Afirma que su protagonista ha sido injustamente olvidada.

– Victoria Eugenia deja muy jovencita la corte inglesa, donde estaba muy protegida, para casarse por amor. Recién llegada a España, el día de su boda, Mateo Morral le lanza una bomba, ella no muere pero se queda afectada, ve morir al guardia real que iba a su derecha, su vestido de novia se tiñe de sangre. Se encuentra con un corte muy cerrada y se siente aislada porque no habla castellano. Hasta que empieza a dominar el idioma y comprende la filosofía de los españoles fueron años duros. Empieza a tener hijos y no están bien de salud, no saben exactamente qué enfermedad tienen -finalmente se sabe que es hemofilia-. Vive el desafecto del marido, que se va alejando de ella, luego llega el exilio. Me pareció la reina a la que hemos tratado más injustamente y hemos olvidado con más facilidad, así que quise reivindicarla y seguí el hilo de sus joyas, a las que daba mucha importancia porque consideraba que eran como amuletos, más talismanes que ornamentos.

Nieves Herrero estará el próximo miércoles 23 en el Club FARO. / LUIS MALIBRÁN

– ¿En su proceso de documentación, qué ha descubierto de ella que no supiera antes y qué facetas destacaría de su personalidad?

– Me fui enamorando del personaje poco en principio me resultaba más simpático Alfonso XIII y cuando acabé mi historia me he hecho seguidora al cien por cien de Victoria Eugenia y menos de su marido, que creo que no la trató bien, no la comprendió y exigió de ella aquello que no podía darle. Se casaron enamorados, pero a él esa función de las monarquías de dar un heredero a la corona le resultó fundamental y a medida que iban teniendo sus primeros hijos enfermos -llegaron a tener siete, uno nació muerto- se fue desapegando de ella.

– ¿Cómo era su relación con las joyas?

– Eran su evasión. Estaba muy influenciada por su abuela, la reina Victoria, quien quiso que la enterraran con un anillo diseñado por su marido, una serpiente alrededor del dedo que significaba amor eterno. Influenciada por lo que vivió de pequeña y por su dama Lady William Cecil, quien le proporcionó todo el conocimiento junto con el joyero Ramiro García Ansorena, y gran conocedora de la cultura egipcia, daba a las joyas ese carácter de protección y de trascendencia que le conferían en la civilización milenaria. De ahí que dejara una serie de joyas, las “de pasar”, para otras reinas, para que no acabaran en manos de herederos ni subastas. Su marido, que le era infiel, se las regalaba con cualquier excusa y ella se las ponía todas; ves algunas de las fotos que incluyo en mi libro y piensas qué mal tenía que estar para ponerse todo. Creo que cuántas más se ponía es que necesitaba más fuerza y más protección. Pocas reinas han tenido tanta necesidad de llevar joyas como ella, con excepción de Isabel II.

– De las dos reinas que han recibido sus joyas, Sofía y Letizia, ¿quién las lleva mejor?

– Aunque Sofía las ha llevado bien, me gusta cómo las lleva Letizia, quien a veces se pone solo una de manera que la pieza destaca y cobra el valor que tiene. De Victoria Eugenia utiliza mucho unos brillantes chatones de tamaño considerable y gran pureza, unas pulseras gemelas idénticas que proceden de una tiara de Cartiere que a la bisabuela del rey Felipe VI se le solía caer y, en ocasiones ha sacado a pasear la perla supuesta Peregrina, l joya preferida de Victoria Eugenia. La primera vez que se la he visto llevar fue tras la consulta ilegal del 1-O, en la celebración del 12 de octubre. Se la puso con un traje gris de Felipe Varela de modo que la pieza destacaba mucho y transmitía un mensaje: venimos de una monarquía con una gran tradición y un legado histórico.

– Al tratar de las infidelidades de Alfonso XIII es inevitable pensar en su nieto Juan Carlos, ¿se podrían comparar las historias de las esposas de ambos reyes?

– La reina Sofía ha sido y es ejemplar y en ese aplauso reciente que le dieron en un teatro, el pueblo le estaba diciendo bravo por tu discreción y tu manera de tirar hacia adelante. A Victoria Eugenia nadie le dijo bravo nunca, salvo cuando llega a España tras 38 años de exilio para el bautizo de su biznieto Felipe y los monárquicos se lanzan a la calle a recibirla. No se lo esperaba y se emocionó, pese a ser una persona poco dada a mostrar los afectos en público.

– ¿Y se podría hacer algún paralelismo con la reina Letizia en las relaciones entre nuera suegra?

– María Cristina, la madre de Alfonso XIII fue una suegra difícil que criticaba constantemente a su nuera. Sofía ha sido mejor suegra. Creo que el primer guiño que le hizo Letizia fue ponerse en su boda la tiara con la que se casó Sofía, perteneciente a su familia. Fue un gesto de gratitud por el apoyo que dio a su noviazgo y matrimonio con Felipe.

– Es su décimo libro y el tercero sobre la monarquía, ¿piensa en algún personaje para un cuarto?

– Me encantaría entrevistar al rey Juan Carlos y a la reina Sofía, aunque tengo más datos de ella porque he hecho programas especiales dedicados a su figura y he tenido la suerte de coincidir en eventos en los que siempre se ha mostrado muy amable y humana. ¿Un cuarto libro? Me gusta que corra el aire y haya tiempo de distancia, pero me encantaría, los secretos de las paredes de los palacios -como los de los cuarteles y los que todos guardamos- tienen mucho atractivo para mí.

– ¿Le molesta que después de 37 años de carrera periodística -empezó con 17 en La Hoja del Lunes de Madrid- le sigan identificando como “chica Hermida”?

– Me siento halagada de serlo hasta que tenga, si dios quiere, 90 años. Para mí es una medalla recordar esa etapa preciosa de mi vida, Con Jesús Hermida empecé en radio, en Antena 3; cuando él llegó, me pidió para él y me sacó de ser reportera. Me enfadé, aunque luego se lo agradecí muchísimo porque me enseñó cosas que no se enseñan en la facultad y que me encantaron, como por ejemplo, ponerme en las ruedas de prensa en el sitio opuesto a donde se ponían el resto de compañeros para tener una óptica diferente. Cuando pasó a la tele, me presionó para que me fuera con él. No me apetecía irme de la radio pero accedí porque me gusta empezar de cero, los sitios con monotonía y rutina -la zona de confort- me espantan porque es justo lo contrario a por lo que hice periodismo, que es aprender algo nuevo cada día.

– ¿Sigue manteniendo la relación con Consuelo Berlanga e Irma Soriano, las otras “chicas Hermida”?

– Claro, tengo una tertulia semanal los viernes por la tarde en mi programa de radio de Onda Madrid. Este año Consuelo no participa porque prefiere viajar pero sí están Irma, Mariló Montero, Belinda Washington y Concha Galán, Nos vemos mucho, con ellas tengo la sensación de ser familia.

– Si contempla su trayectoria, ¿qué le diría a la Nieves Herrero que comenzaba en el periodismo?

– Le diría venga, sal al mundo e intenta darle un bocado a la vida, sigue intentando aprender cada día un poquito, sigue enamorándote de la profesión y equivócate mil veces. Yo he aprendido más de los errores que de los premios que he ganado.

“No cierro las heridas del pasado porque hay que seguir aprendiendo. De los aplausos procuro no acordarme porque me elevan”

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– ¿Uno de esos errores que cambiaría, si pudiera, es el del tratamiento del crimen de Alcáser?

– Si contesto a eso vas a titular por ahí y se estropea lo que hablamos de toda una vida dedicada al periodismo. De los momentos malos se aprende muchísimo, fíjate si se aprende que me puse a estudiar Derecho ya de mayor. No cierro las heridas del pasado porque hay que seguir aprendiendo. Y de los aplausos procuro no acordarme porque te elevan y prefiero seguir con los pies en la tierra. Siento que los compañeros de profesión me han querido muchísimo y el público sigue mostrándome su afecto por la calle. Creo que la televisión radiografía a las personas y crea dos bandos: los que te quieren y los que te odian. Y la radio crea afectos, por eso la prefiero, porque va sumando y a mí me gusta que me quieran. Quedo con oyentes de toda la vida, de cuando estaba en RNE y que ahora, al estar en una autonómica, me siguen por internet -. La número 1 de mi club de oyentes pasó conmigo la Nochebuena porque estaba sola y vino a mi casa.

– Carmen Thyssen anunció recientemente que usted va a escribir la historia de su vida.

– Hubiera preferido que no lo dijera por no tener la presión de que se sepa. El anuncio me pilló de sorpresa, tras las cámaras, cuando ella estaba en el acto del regreso del Mata Mua de Gauguin al museo y contestó a una pregunta sobre la próxima ilusión de su vida. Se me cayó el móvil cuando reveló que yo escribiría su biografía. Es un bonito reto porque es uno de los grandes personajes del siglo XX y será mi primera protagonista real viva. Siempre me han gustado los personajes femeninos, desempolvarlas de la historia y situarlas en el lugar que se merecen. De las primeras cosas que hice en periodismo en la radio fue una serie de reportajes “100 mujeres 100”. Y en el diario El Mundo, “Mujeres al natural”.

– ¿Qué le aporta la literatura que no le ofrezca el periodismo?

– Son como la tesis y la antítesis. En periodismo tienes que ser muy rápido y contar la historia resumiéndola en pocos caracteres, haciendo un ejercicio de síntesis increíble. Escribir libros es todo lo contrario, me puedo explayar y me desquito de la ansiedad que produce sintetizar tanto las cosas.

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