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Y en esto llegó el Nautilus

Cuando el autor francés ya había comenzado a escribir "Veinte mil leguas de viaje submarino" se enteró de que en una ciudad española llamada Vigo un compatriota suyo, Ernest Bazin, había desarrollado un modernísimo batiscafo para buscar el sumergido "tesoro de Rande"

Retrato de Julio Verne.

Tres meses y medio después de que hubiese datado, en "Veinte mil leguas de viaje submarino", la llegada del Nautilus a la ría de Vigo (18 de febrero 1868), era el propio autor de la universal novela quien, al frente de su barco, el "Saint Michel III" ("presentóse cruzando un bonito yate", escribió el cronista de FARO) desembarcaba en el puerto vigués. Existe unanimidad absoluta entre los historiadores locales en fechar la primera arribada de Verne a Vigo el sábado 1 de junio de 1878. Sin embargo, en la única fuente que acreditó en el mismo momento su presencia en la ciudad olívica, es decir, en los ejemplares del periódico decano del día 4 de junio, que en aquella época salía cada tres días, no se especifica en ningún momento. ¿Cuántos días permaneció Jules Verne en Vigo en aquella su primera visita? ¿Tres, cuatro, cinco...una semana? Este es, nos advierte el historiador Antonio Giráldez Lomba, uno de los enigmas de la estadía del autor de "Veinte mil leguas de viaje submarino" en la ciudad olívica. En cualquier caso, parece ser que, más breve o más larga, la estancia sirvió al escritor para conocer bastante bien algunos de los lugares más emblemáticos del Vigo de la época.

Otro de los enigmas es la razón por la cual el "Saint Michelle III" atracó en el puerto vigués. ¿Es que Verne quería conocer personalmente, por fin, aquella ciudad y aquella ría a las que había citado en su novela? ¿O la visita respondía únicamente a una escala, accidental (como la segunda) o meramente turística? Ahí también entramos en conjeturas. Lo que sí es cierto es que el escritor francés oyó por primera hablar de Vigo y la batalla de Rande a raíz de haberle llegado noticias del escándalo que se había producido cuando, con el objetivo de paliar el gravísimo déficit de las arcas nacionales, el Gobierno español contrató a un empresario inglés de escasa reputación, David Langland, para que se encargase de organizar una operación de rescate de las riquezas que ingenuamente se creía sumergidas en algún rincón de la ría viguesa a consecuencia de la batalla naval de Rande (octubre de 1702). Esta es al menos la teoría de Miguel Ángel Delgado, comisario, junto a María Santoya, de una de las exposiciones itinerantes sobre el mundo real y literario de Julio Verne. Según Delgado, "Langland traspasó el encargo del Gobierno español a un inversor francés por una enorme suma de dinero, sin que le dolieran prendas, a la vez, para emitir acciones de su empresa como si aún tuviera los derechos". Pura piratería de pecios históricos mezclada con timo bancario, vaya. El caso es que el asunto adquirió rango de escándalo internacional. Y al final, refiere Miguel Ángel Delgado,"fue un francés, Hipolito Magen, el que organizó la búsqueda, para la que Ernest Bazin (a quien los chavales que deambulaban por el puerto de Vigo terminarían conociendo como el tío Bazin) desarrolló un batiscafo y un tipo de iluminación eléctrica que fascinaron a un Verne que, de hecho, ya había comenzado a escribir la novela".

En la información de FARO DE VIGO del día 4 de junio de 1878 las dos únicas actividades concretas que se le atribuyen a Jules Verne en Vigo fueron su asistencia al "baile de la Tertulia (local de una elitista sociedad recreativa viguesa de la época) y un paseo nocturno por la Alameda. Sin embargo, algunos cronistas se refieren un Verne muy activo, desde el que se subió al Monte do Castro al que paseó por Val do Fragoso y la calle del Príncipe o incluso aquel que asistió a una representación del baile de las espadas durante las Fiestas del Cristo...La fuente informativa de todas estas actividades proviene de la consulta de los diarios de Verne, "un hombre muy meticuloso que apuntaba casi todo lo que hacía, aunque fuese muy nimio o de lo más anecdótico", asegura Giráldez Lomba.

¿Tuvieron lugar acaso algunas de estas actividades vernianas en Vigo durante su segunda visita, la efectuada (llegada a puerto) el 21 de mayo de 1884? Resulta muy improbable. Veamos: en la fecha señalada, el yate de Verne atraca por segunda vez en el puerto de Vigo, una escala que no figuraba en esa ocasión en su libro de ruta, debido a una avería. En el que fue el último de sus grandes viajes marítimos, le acompaña parte de su familia: su mujer, Honorine, sus hijos Michel (con quien se acababa de reconciliar tras muchos años de desavenencias) y Paul, y su nieto Maurice (hijo de éste). A bordo también están su amigo Robert Godeffroy, el diputado Raoul Duval y el hijo de su editor Hetzel. El FARO DE VIGO del 23 de mayo lo cuenta así: "Encuéntrase en este puerto, con una pequeña avería en la máquina, el bonito yatch francés Saint Michel, que conduce a a bordo su ilustre propietario, el popular novelista Mr. Verne, que es la segunda vez que visita este puerto..." Una de las leyendas que surgieron a raíz de esta segunda visita de Verne a Vigo fue la del encuentro del escritor con Antonio Sanjurjo Badía, inventor de la "boya submarina". Descendientes de Sanjurjo han manifestado que de este encuentro surgió una amistad entre ambas notables pesonalidades, relación que, presuntamente, continuaría por correspondencia Vigo-Nantes. Sin embargo, ninguno de estos extremos ha sido confirmado: no hay constancia alguna de la visita de Monsieur Verne a los talleres de Sanjurjo ni tampoco de las cartas que, según esta teoría, se habrían cruzado entre ambos. Tampoco el nombre de Antonio Sanjuro Badía aparece en los citados diarios del escritor.

No más de una jornada debió permanecer el Saint Michel, puesto que el día 24 de mayo el periódico portugués Diario de Noticias recoge : " Jules Verne. Está novamente en Lisboa este célebre romancista. Chegou ante-ontem ao Tejo no seu bello yatch a vapor, St. Michel, vindo de Namtes en oito días, tendo arribado en Vigo por ter a machina do navio soffrido uma pequena avería".

Tendrían que pasar 121 años para que las visitas de Jules Verne a Vigo tuvieran constancia física. Así, en 2005, y a iniciativa de la Asociación de Mujeres Empesarias, se erigió el monumento en homenaje al escritor francés. Se trata de la escultura de bronce del artista José Molares . Desde entonces el escritor está sentado sobre los tentáculos de un calamar gigante en las Avenidas, junto a los jardines de Montero Ríos...Bueno, también la escultura acoge un enigma que esta vez se puede resolver: Quien se sienta sobre el enorme pulpo ¿es la figura de Jules Verne o la de su más famosa criatura, el Capitán Nemo? Pues es la de ambos a la vez porque, como comentábamos ayer en el suplemento El SábadoEl Sábado, el primer editor de "Veinte mil leguas..." mandó al ilustrador representar a Nemo basándose en el aspecto físico del propio Verne.

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