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División de los cuatro grandes virreinatos de la Corona española en América, a la altura del siglo XVI

GALLEGOS DE CRUZ Y ESPADA

ESTELAGallegos que hicieron historia en la colonización de América

Las crónicas de Indias registran, desde el primer momento, el protagonismo de los gallegos

Natural de Soesto, concello de Laxe (A Coruña), Hernán (o Fernando) de Lema era uno de los del "puñado de hombres" que, liderados por Hernán Cortés, establecieron contacto con los aztecas del emperador Moctezuma en Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519.Su nombre,grado y origen aparecen citados por diversos cronistas de Indias, pero muy especialmente y de manera más explícita en la "Historia de la nación chichineca" (1616) del mestizo Fernando de Alva, descendiente del propio Cortés.

Según estas crónicas, Lema era uno de los cuatro capitanes de tropas de la tercera guarnición al mando del general Gonzalo de Sandoval. Hernán de Lema debió vivir, así pues, dos de los episodios más legendarios de la conquista del Nuevo Mundo: la Noche Triste (30 de mayo al 1 de junio de 1520) que acabó con la vida de Moctezuma, traicionado por los suyos, y la posterior serie de batallas relacionadas con la toma del imperio azteca por parte de los españoles, que culminaría con la "reconquista" de su capital, la mencionada Tenochtitlan (actual México ciudad).

¿Había más gallegos entre aquellos hombres de Hernán Cortés? Al margen de este capitán coruñés, hasta hace muy poco escasos elementos semejaban acreditarlo, pero en su "Quién es quién de los conquistadores", el historiador e hispanista inglés Hugh Thomas, siguiendo la pista del apellido "Gallego" (que para él pudiera ser un apodo de carácter gentilicio), apuesta por el origen galaico de varios de ellos, de alguno de los cuales indica incluso su lugar de nacimiento. Tales son los casos de Cristóbal Gallego (nacido en Tui), de Blas Monterroso (en Lugo), de Juan Núñez Gallego (en Santiago de Compostela), de Pedro Prieto (en Villalba) y de los pontevedreses Gonzalo Varela y un tal pariente del conde de Ribadeo apellidado Villadrando.

Los Cristóbal

Sin entrar en esta ocasión en la controversia sobre la galleguidad del propio Cristóbal Colón, a todos los anteriores les precedería, en su llegada a América, Cristóbal García de Sarmiento, piloto de la carabela "Pinta", nacido en Baiona, donde hogaño tiene una calle dedicada, de quien apenas se conservan datos fiables, y cuya figura no debe confundirse con la del también pontevedrés Cristóbal de Sotomayor, el más joven de los siete hijos que dejó el conde de Camiña y vizconde de Tui, el famoso Pedro Madruga. De este Cristóbal se sabe que fue secretrario del rey Felipe el Hermoso y que, en torno al año 1509, pasó a ser gobernador de La Española, el lugar del primer asentamiento europeo en el Nuevo Mundo, descubierta por Cristóbal Colón en su primer viaje en 1492. Su final resultó trágico: fue asesinado por un cacique indio que "vivía en su compañía y bajo su protección", escribe el historiador y actual director del CSIC-Galicia Eduardo Pardo de Guevara.

De entre estos gallegos pioneros con presencia en el recién descubierto Nuevo Mundo es preciso detenerse en un personaje singular, Sebastián Ocampo, un tudense al que el estudioso de su biografía, Enrique Rajoy Feijoo, califica como "el gran conquistador gallego del Nuevo Continente".

La figura de Sebastián de Ocampo sigue siendo más conocida en Cuba que en España, puesto que en los libros cubanos figura como "el primer hombre que circunnavegó el país y demostró su insularidad", según recogió Xosé Neira Vilas de un texto de las Crónicas de Indias de fray Bartolomé de las Casas, que sitúa esta circunnavegación en torno a los años 1508 y 1509.

A Sebastián Ocampo también se le relaciona con Vasco Núñez de Balboa y la expedición en la que el marino portugués bordeó el Golfo de México. Embarcado en el segundo viaje de Colón a América, las referencias históricas sobre Ocampo acostumbran a referirse a él como un hombre de confianza de los Reyes Católicos: no se trataba en ningún caso de un militar, sino más bien de un avezado comerciante que, gracias a su amistad con Casa Real, llegó a desempeñar algún cargo político en las Indias (recibía el tratamiento de comendador).

Sebastián Ocampo falleció en Sevilla en una fecha incierta del año 1514. Es en su testamento donde consta específicamente que Tui fue, en 1640, su villa de nacimiento y que la mayor parte de su fortuna estaba en América.

Otro gallego citado entre los cronistas de las Indias fue el pontevedrés Pedro Mariño de Lobeira.De profesión soldado, viajó en 1545 a América. Estuvo bajo el mando de Pedro de La Gasca cuando este último recibió la orden del rey Carlos I de poner fin a la sublevación de Gonzalo Pizarro en el Perú.En este territorio participó activamente junto a Pedro de Valdivia y a Francisco de Villagra en las campañas que el primero realizó en el Sur. También estuvo presente en las campañas de los gobernadores García Hurtado de Mendoza y Rodrigo de Quiroga. Posteriormente, en pago de sus servicios, se le concedió una encomienda de indígenas en la ciudad de Valdivia. En sus últimos años trabó amistad con el jesuita Bartolomé de Escobar, quien también había estado en Chile, entregándole los manuscritos de su "Crónica del Reino de Chile" para que los corrigiera y editara. Sin embargo, el texto nunca fue impreso en la época. Tendría que esperar a 1865 para ser publicado en el volumen VI de la Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la Historia Nacional de ese país. Murió en Lima el año 1594.

También son mencionados en las crónicas los ourensanos Gregorio Suárez de Deza (regidor de Santa Marta) y Francisco y Novoa y Feijoo (general de la flota de Indias), así como, entre otros, Pedro Orol y Lago (que participó en la conquistas de El Dorado).

Presencia gallega

La presencia de gallegos en el proceso de conquista, colonización y gobierno del Nuevo Mundo fue cuantitativamente modesta pero "tuvo un alcance que sorprende", asegura Pardo de Guevara en "Nobles y gallegos en la España virreinal", donde atribuye el, pese a los ejemplos citados, escaso protagonismo gallego en aquellos iniciáticos años al hecho de que "desde los años de plenitud medieval el viejo reino gallego permaneció alejado de los centros de poder y, por consiguiente, cuando llegó el momento (en los albores de siglo XVI), esa misma lejanía hizo que quedara también al margen de las rutas indianas, que zarpaban exclusivamente de Andalucía".

Partiendo de los estudios demográficos de la época facilitados por el director del CSIC-Galicia se sabe que entre los años 1493 y 1519 el número de colonizadores españoles ascendía a 5.481, de los cuales solo 111 eran naturales de Galicia. Frente ello, había 2.172 andaluces, 987 castellanos viejos, 769 extremeños, 483 castellanos nuevos, 406 leoneses o 257 vascos. Este porcentaje, del 2% del total, experimentaría no obstante un notable incremento que, a la altura de 1689, se situaba ya en un 6,8%.

Fue a partir de finales del siglo XVI cuando se advierte que el número de nobles gallegos asentados en las Indias experimenta un sensible aumento. Empieza a ser frecuente su acceso a cargos políticos importantes, y no ya solo nos referimos a los virreyes (de los que trataremos en la siguiente página) sino también a hombres como Francisco de Sande (capitán general de Nueva Granada), José Prego de Montaos y Sotomayor (gobernador y capitán general de Guatemala), Roque Bermúdez de Castro (gobernador de Nueva Galicia, en México), o los vigueses Francisco Casimiro Marco del Pont (capitán general de Chile) y Fernando Suárez de Deza (fiscal de la Audiencia de Lima).

Isbael Barreto, la Almiranta de hierro

  • Nacida el año 1565 en Pontevedra, Isabel Barreto se casó en 1585 en Lima con Álvaro de Mendaña, descubridor de las islas Salomón. Diez años después de la boda, el 16 de junio de 1595, Isabel embarca, en el puerto de El Callao, a bordo de una de las cuatro naves que constituían la segunda expedición del Adelantado Mendaña a las mencionadas islas.Aconteció, no obstante, que un despiste hizo que la flota pasase por delante de las Salomón sin haberlas reconocido, pero descubriendo, en cambio, las Marquesas. Tras bautizar las nuevas islas, la flota continuó su travesía, salpicada de enfrentamientos con los indios, hasta llegar al archipiélago de Santa Cruz, en el que sí pudieron cumplir con el objetivo de fundar una colonia de la que, después de derrotar a los nativos, procedieron a autonombrarse gobernadores. Enfermo de malaria,Mendaña fallecía en octubre de ese mismo año 1595, erigiéndose la pontevedresa en heredera de los títulos y atribuciones tanto de su esposo como de su hermano, también fallecido, autoproclamándose Gobernadora de Santa Cruz,Adelantada de Mar Océano y Almiranta de la Armada española.La impetuosa Barreto decidió entonces capitanear su propia expedición con un destino y un objetivo: Filipinas. Fue en el transcurso de ese viaje cuando definitivamente se reveló el carácter de una mujer de "actitud inflexible y severa".En aquella travesía fallecieron, en tres meses, 150 personas a bordo,y la gallega y el piloto, un portugués llamado Pedro Fernándes de Quirós, intentaron asesinarse mutuamente más de una vez. De hecho, a Manila llegó solo una de las tres naves que habían zarpado de Santa Cruz.La última noticia de Isabel Barreto, que volvió a contraer matrimonio a su regreso de Filipinas a Perú, fue la de su fallecimiento en Castrovirreina (Perú) el 3 de septiembre de 1612.

El clero, del poder espiritual y político a la santidad

  • Junto a la incipiente burguesía y la nobleza, no es de menoscabar la nutrida relevancia del clero gallego. Eduardo Pardo de Guevara destaca, en este ámbito, a prelados como Francisco de Sotomayor (obispo de Cartagena de Indias), el padronés y obispo de Quito Alonso de la Peña Montenegro, el coruñés Sancho Figueroa y Andrade (obispo de Guamanga) o el betanceiro Francisco de Aguiar y Seijas (obispo de Michoacán).Desde el punto de vista político, es de destacar la figura del coruñés Diego Osorio de Escobar, quien ejerció el cargo de virrey de Nueva España durante casi cuatro meses, de junio a octubre de 1664. Accedió a dicho puesto para reemplazar al virrey Juan de Leyva de la Cerda, al que le había sido ordenado volver a España acusado de corrupción. Se dice que Osorio aceptó el cargo con reticencia, que era un extraño en los asuntos profanos, y que renunció a su virreinato en la primera oportunidad que dispuso para regresar a su diócesis en la ciudad de Puebla.Pero durante su breve administración, fundó una fábrica de pólvora y envió parte de la producción a Cuba. Tomó medidas para que la Armada de Barlovento se preparara para un ataque en la costa del Golfo de México y aportó el dinero para la fortificación de Campeche cuando España se encontraba en guerra con Inglaterra.En este ámbito clerical, la historiadora María Luisa Pazos llama la atención sobre Sebastián Aparicio (nacido en A Gudiña), quien sería proclamado santo. Aparicio, antes comerciante, entró en la vida religiosa al enviudar, decidiéndose por la orden franciscana, en la cual no ingresó de inmediato, ya que para demostrar su vocación se le puso a prueba en el convento de clarisas, atendiendo como criado las necesidades del convento. También tuvo que donar "voluntariamente", el 20 de diciembre de 1573, sus propiedades valuadas en 20.000 pesos más otros mil que deja a su disposición por si llegase a necesitarlos.Comprobada su vocación, el 9 de junio de 1574 viste el hábito franciscano como novicio, destinado al convento de San Francisco en la ciudad de México. También estuvo en el Convento de Santiago de Tlatelolco donde inicia una tradición de bendecir los vehículos nuevos, que se mantuvo hasta 1962 en el atrio del templo.El 13 de junio de 1575 hace sus votos y entra como fraile a la Orden Franciscana, destinado al convento de Santiago de Tecali, en las cercanías de Puebla de los Ángeles, donde le es dado el oficio de limosnero, lo que lo hace recorrer los caminos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz y México.Fallece el 25 de febrero de 1600 tras larga agonía. Su entierro, cuatro días después, supuso todo un acontecimiento al que acudieron miles de personas.

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