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La vida exagerada del cineasta Ismael González

Nacido en O Carballiño, produjo más de 50 películas, trabajó para la United Artists, introdujo en España el Cine de Arte y Ensayo y "apadrinó" a artistas como Marisol, Lola Flores y Joselito en Hispanoamérica. Falleció repentinamente el pasado 25 de Julio en Móstoles

Con el Cadillac de la United Artists, en Caracas.

Estaba a punto de estrenar la ópera folk "Rosaliana" y no había cejado en su empeño de llevar al cine, por todo lo alto, la novela "Memorias dun neno labrego" de Xosé Neira Vilas, en el que llevaba insistiendo casi dos décadas. Pero esos eran tan sólo dos de los numerosos proyectos que el incansable Ismael González Díaz (Carballiño, 1939) manejaba. A Ismael, la muerte, en forma de infarto súbito, le sorprendió en su casa de Móstoles el pasado 25 de julio, Día de Galicia, una fecha tan querida por él, que llevó con orgullo el nombre de su tierra allá por todos los países que pisó...y a fe que éstos no fueron pocos.

A los siete años dejó atrás su aldea natal de San Félix de Varón para emigrar, de la mano de su madre, a Argentina, donde les esperaba el padre. Su afición por el cine surgió de las proyecciones que se realizaban en las instalaciones de San Miguel, un complejo cinematográfico de la ciudad de Bella Vista: "Me acostumbré a ir allí todas las tardes -contaba Ismael González en una entrevista de FARO DE VIGO en 2001-. Y quedé fascinado con las películas de Buster Keaton, de Laurel y Hardy, de Charlot...tan entusiasmado estaba que, al volver a casa, se las contaba, enteras, a mis padres".

Tras un fugaz regreso a España, en1954, volvería a Latinoamérica, pero esta vez a Venezuela donde, tras desempeñar todo tipo de trabajos, fue contratado por la distribudora de películas "Salvador Cárcel CA" como ayudante del departamento de publicidad. La "Salvador Cárcel" era por aquel entonces una empresa que no solo controlaba la producción venezolana, sino que actuaba de delegada de la emergente industria cinematográfica de México y Argentina y, además, se encargaba de distribuir las películas de la United Artists en los países americanos de habla española. En la distribuidora venezolana, González empezó a ascender hasta ser nombrado, pese a su juventud, Jefe de Publicidad y Relaciones con la Prensa.

Desde finales de la década de 1950 y principios de la de 1960, el carballinés se encargó del lanzamiento de todas las películas que estaban en la órbita de la "Salvador Cárcel". Fue en esa época cuando conoció a la flor y nata del cine español y latinoamericano de la época: desde Sara Montiel a Pedro Infante, pasando María Félix, Silvia Pinal, Luis Buñuel...Sus tareas como "encargado de relaciones públicas" de las estrellas españolas derivaron incluso en que tuviese que actuar como "guía y padrino" de Joselito y Marisol. Del primero contaba que "era un chaval muy listo y, en mi opinión, el español que con mayor rotundidad triunfó allí: era todo un fenómeno social". Y de Marisol, "tuve que hacer poco menos que de padre durante tres meses, llevándola de la mano de un lado para otro". De su relación con Lola Flores contaba a FARO que "cuando llegó, se trajo a su hija Lolita, que aún era un bebé, en un cestito del que jamás se separaba".

Ismael González

La eficiencia del gallego acabaría llamando la atención de los directivos de la poderosa United Artists: "En la UA -contaba González- mi trabajo consistía en llevar la campaña de prensa en español de sus películas". Uno de los films que le tocó promocionar fue el mítico "Vidas Rebeldes" (1961), dirigido por John Huston y protagonizada por el triunvirato Marilyn Monroe, Clark Gable y Montgomery Clift: "Lo de esa película fue tremendo -recordaba-y yo lo viví desde dentro porque ejercía de guía de los periodistas latinos que seguían el rodaje: Marilyn, que se lió con un actor mexicano de segunda fila, casi siempre estaba borracha y se llevaba tan mal con Clark Gable que John Huston acabó harto de los dos. Por su parte, Montgomery Clift aún no estaba mal: su caída aún tardaría en llegar, pero no mucho tiempo porque durante el rodaje de su siguiente película, Vencedores y vencidos, que también tuve que promocionar escribiendo la crónica de su estreno en Berlín, estuvo casi todo el tiempo borracho o drogado, al punto de que sus compañeros, cuando le venían llegar, ponían pies en polvorosa, no querían saber nada de él". Junto a las mencionadas, en los años en que estuvo contratado por la United Artists a Ismael González también le tocó realizar la promoción de películas de directores y actores tan prestigiosos como Orson Welles, Stanley Kramer, Burt Lancaster, Kirk Douglas, Spencer Tracy... "Te podría contar mil anécdotas de esa época -relataba a FARO DE VIGO- pero el caso es que acabé hartándome aquella vida, de vivir siempre en un hotel, de estar constantemente yendo de un lado para otro...¡Joder, si estuve casi un año con el mismo chófer y nunca hablamos de nada!".

De vuelta a Venezuela, "donde cambié el Cadillac negro por uno blanco que puso también la compañía", la actividad de este gallego continuó siendo incesante...y ya no solo en el ámbito del cine. Impulsa la fundación del Sindicato de Actores de Cine, Radio y Televisión y "organizamos una huelga en plena dictadura. Yo tenía que cambiar de casa todos los días porque me perseguía la policía política; me quisieron expulsar porque estaba participando en todos los movimientos contra el régimen, y si no lo hicieron fue porque yo aún tenía ciertos apoyos en la industria del cine". En 1959, como corresponsal del diario La República, se trasladó s Sierra Maestra, donde conoció a los principales líderes de la Revolución Cubana: los hermanos Fidel y Raúl Castro y los míticos comandantes Ernesto "Che Guevara" y Camilo Cienfuegos.

En 1968, tras haber fundado una distribuidora propia con sede en Nueva York, Ismael regresa definitivamente a España, constituye su propia productora y comienza a dirigir películas él mismo. También se embarcó en una curiosa iniciativa: la de introducir en el mercado español aquellas películas muy "cultas" a las que se denominaba "de Arte y Ensayo", todas extranjeras y proyectadas en versión original: "Para introducir esas películas, tuve que recurrir a estratagemas como la de decirle a Fraga Iribarne, entonces ministro de Turismo, que aquello era bueno porque los turistas iban a verlas. No era así, claro, porque en las salas solo había españoles, pero gracias a eso obtuve el permiso para que aquí se conociese lo que se estaba haciendo en Europa....¡y no solo de Europa! De hecho, fue en el Cine de Arte y Ensayo cuando se proyectaron, por primera vez en España, las películas de Akira Kurosawa. Eso sí, de cada seis películas que proponía, me dejaban proyectar una o dos".

Por la productora que Ismael González fundó en Madrid habrían de pasar, entre otros, los primeros proyectos de cortometrajes de Fernando Trueba, Oscar Ladoire y Antonio Resines, así como la primera película que protagonizó Marisa Paredes. El núcleo del cine español estaba, de hecho, a principios de los 70 en la oficial de este carballinés que, en la década siguiente, aún tocaría una tecla más del celuloide, la del cine "porno", en una etapa de la que no le gustaba hablar demasiado, como no fuera para ensalzar a su gran amigo Jess Franco. Pese a sus reticencias, nos lo contaba así en una entrevista publicada en FARO en 2012: "Jess y yo fuimos auténticos camaradas y, durante una temporada, vecinos ambos en la calle Galilei de Madrid. Yo iba a ver sus películas y él venía a ver las mías. En cierta ocasión, hicimos una apuesta a ver quién era capaz de rodar más películas en menos tiempo porque él me retó diciendo que había hecho un largometraje en tres días. La apuesta la gané yo, que conseguí hacer cuatro en menos de una semana. De todas ellas, la más completa fue Escuela de putas, basada en un libro maldito que había circulado por Barcelona en el siglo XVIII. Después de esos años, y tras haberle comprado a Jess la moviola de mesa en la que solía hacer sus montajes, ya nunca más volví a rodar cine X, ni como productor ni como director".

Ismael González también efectuó una incursión en el cine de ciencia ficción, a la que era muy aficionado: la película se tituló "Existió otra Humanidad" y, en forma de documental, estaba narrada por las voces de Francisco Rabal y Fernando Rey.

Escritor y poeta desde su adolescencia, editó numerosos libros, desde poemarios como "Adicado a vos" hasta novelas como "O barco da memoria esquecida" pasando por su reciente "Mi querido cine español" en el que narra cientos de anécdotas de su contacto con los principales directores, actores y actrices del cine español de los años 70 y 80.

El secreto de "El ángel exterminador"

Una de las amistades que Ismael González cultivó en su periplo latinoamericano fue la de Luis Buñuel, a quien conoció durante la etapa mexicana del cineasta aragonés.Estar cerca de Buñuel significaba tocar una especie de veta de anécdotas, a cada cual más curiosa. En la entrevista que le efectuamos en 2001, Ismael nos desveló el secreto de la última secuencia de una de las películas más famosas de Buñuel, "El ángel exterminador". "En aquella época se era muy riguroso con la duración de las películas que se exhibían en salas comerciales, que debía ser aproximadamente de hora y media-contaba González-. Mediante un productor amigo, Chano Ponce, que ya había financiado Simón del desierto, Luis Buñuel consiguió convencerle de que su siguiente película sí que sería un éxito comercial". Esa segunda película fue "El ángel exterminador" pero, cuando acabó de montarla, Buñuel se percató de que le faltaban unos cuanto minutos de metraje para alcanzar los 90 requeridos para su exhibición comercial. El aragonés se dirigió así pues a Ponce de esta manera: "Mira, Chano, a la película le faltan unos minutos, pero no te preocupes que esto te lo arreglo yo con un relleno".Lo primero que se le ocurrió a Buñuel fue pedir toros bravos y después caballos salvajes, pero como ambas alternativas se salían del presupuesto, recurrió a ovejas porque, refería González, "cerca de donde habían rodado, había un pastor con un rebaño".Esa secuencia ha sido, y aún lo es, una de las más comentadas de la historia del cine. Los críticos se han estrujado los sesos intentando darle un significado filosófico, pero el secreto lo nocían, además del propio Buñuel, muy pocas personas, todas de su entorno cercano: las ovejas que irrumpen al final de "El ángel exterminador" son un "relleno" aunque, eso sí, un "relleno" de un genio llamado Buñuel.

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