Este vigués decidió emprender un nuevo camino en en año 2012 para poder dedicarse a su vocación por la docencia en Bélem (Brasil), ciudad de la que guarda muchos recuerdos de su infancia ya que pertenece a una familia de tres generaciones de inmigrantes. "En 1950 mis abuelos dejaron Antas (A Lama) para buscar un futuro mejor en la Amazonia brasileña.Mi abuela siempre comenta que el choque cultural que sintieron a su llegada fue tan grande que, si hubiesen podido, habrían regresado a Galicia caminando. Actualmente, las cosas son diferentes, pues el fenómeno de la globalización ha permitido que el emigrante tenga mayores posibilidades de prepararse para las dificultades y diferencias culturales que se va a encontrar en el país de destino", cuenta Carlos.

En lo que respecta a su experiencia personal, la cuenta con mucho orgullo,"mientras realizaba el doctorado en Lingüística Aplicada en la Universidad de Vigo, recibí una invitación para trabajar como profesor en la Universidad Federal de Pará (Brasil). En aquel momento llevaba más de diez años ejerciendo como Técnico de Mercado y Gerente en una distribuidora multinacional, pero decidí replantearme mi vida y apostar por el que siempre había sido un sueño".

"Sentirse fuera de casa puede resultar excitante por un tiempo, pero el día a día resulta mucho más duro de lo que uno pueda pensar. Decidir ser emigrante es muy diferente a pasar un tiempo fuera, en otro país", comenta este vigués en referencia a la vida lejos del lugar de origen.