Elecciones catalanas

Puigdemont lanza su candidatura del 12-M con la promesa de volver si puede ser investido

El expresidente catalán mantiene el objetivo de la vía unilateral si fracasa el diálogo

Puigdemont confirma que se presentará a las elecciones catalanas

Agencia ATLAS

Fidel Masreal

El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont promete que esta vez se la juega y va “a por todas”. El ‘expresident’ lanza así su apuesta electoral con un mensaje desafiante al Estado y desmarcándose, cómo no, de la vía independentista negociadora de ERC. El líder de Junts promete, de nuevo, el proceso de independencia y se reserva la posibilidad, sin concretar, de emprender la vía unilateral si el Gobierno dilata la negociación sobre el referéndum pactado. Además, desafía al Estado a detenerlo en la investidura, a la que asegura que acudirá si tiene mayoría aun a riesgo de ser detenido.

Con estos tres órdagos, el ‘expresident’ ha presentado batalla en una conferencia en Elna (en la localidad del sur de Francia desde la que salieron las urnas del 1-O) basada en mostrarse dispuesto a ir a por todas frente a lo que ha descrito como vías de pactismo resignado o de regreso al autonomismo. Se trata, según el relato del líder de Junts, de "acabar el trabajo" iniciado en el 2017.

El mensaje oficial ha sido el de la candidatura a la Generalitat, con el que Puigdemont renuncia a sus planes iniciales de ser de nuevo eurodiputado. El líder de Junts ha defendido esta decisión porque considera que se dan las circunstancias tras la amnistía y el pacto de investidura con el PSOE y porque considera que debe hacerlo por “responsabilidad”.

La conferencia no ha decepcionado a los fieles, que han abarrotado la gran sala de actos del consistorio de Elna y un espacio exterior. Puigdemont ha evitado el choque directo con ERC en todo momento, pero sí ha lanzado mensajes claramente dedicados a los republicanos cuando ha denunciado el diálogo estéril y ha criticado la vía de los indultos frente a la de la amnistía, de la que se ha colgado la medalla de su consecución. También ha marcado distancia con Esquerra cuando ha defendido celebrar un referéndum de autodeterminación, y no un “referéndum” o una “consulta” que pueden acabar llevando, ha ironizado, a votar otro Estatut.

De nuevo el desafío

Puigdemont ha asegurado que si no avanza la negociación para un referéndum pactado, entonces -ha afirmado textualmente- no renunciará "de ningún modo" a asumir "la plena independencia si esta es la voluntad de los catalanes”.

Este anuncio no ha venido acompañado de plazos o fechas -como en ocasiones anteriores del ‘procés’- sino de una advertencia en clave interna: “Lo tenemos que hacer mejor” que en el 2017. Aquí de nuevo Puigdemont se ha desmarcado de ERC y ha insistido en que a su juicio el referéndum ilegal del 2017 sigue teniendo validez para proclamar la independencia.

Pero también ha asegurado Puigdemont que del mismo modo en que el Gobierno del PSOE ha acabado haciendo suya una amnistía que consideraba inconstitucional hasta hace pocos meses, esta vez también acabará aceptando un referéndum que, ha insistido una y otra vez, cabe en el marco de la Constitución. Aquí es donde ha marcado de nuevo perfil contra ERC, y ha defendido la negociación con el PSOE en Suiza frente a la mesa de diálogo del Govern con el Gobierno, que no se ha reunido en esta legislatura española. De nuevo Puigdemont confronta su manera de negociar con el Estado con la que emprenden los republicanos.

"Hoy comienza la cuenta atrás del regreso"

Todo ello en una intervención cargada de épica y de referencias personales e incluso familiares, que ha culminado cuando ha anunciado que acudirá a la investidura pase lo que pase con la actuación de los jueces del Supremo una vez la amnistía sea una realidad. “Que nadie se confunda, se supone que los jueces habrán aplicado las disposiciones en la ley de amnistía, pero ya sabemos que si a un juez español le das medio limón te hace una crema catalana; pueden adoptar una actitud de rebelión o de insumisión y se niegan a cumplir la ley, porque nadie los perseguirá; así que asistiré igualmente al pleno del Parlament si tengo mayoría”.

La épica del presidente legítimo

Puigdemont ha revestido su apuesta de sentido institucional y de regreso de la institución de la presidencia -pese a que la presidencia está en manos de Pere Aragonès y antes lo ha estado de Quim Torra- en una intervención sin el logotipo de Junts y con una bandera catalana y otra de europea. Por ello no ha propuesto su candidatura como líder de Junts sino la candidatura “a la restitución de la presidencia de la Generalitat para que les quede claro lo que es este país, para retomar el camino que la represión y la división bloquearon y luchar con la misma determinación que esos años para ofrecer a nuestros conciudadanos la calidad de vida y el país que se merecen".

El líder de Junts ha repasado su paso por lo que denomina el “exilio” en Bélgica y lo ha confrontado con la vía del indulto, ha subrayado que podría haber tomado decisiones más cómodas a nivel personal, pero que ha actuado por interés colectivo para “mantener la posición”. Y en esta clave institucional ha vuelto a mostrar su apuesta por una candidatura conjunta como la que forjó el independentismo, sin la CUP, bajo la sigla de Junts pel Sí, y que no logró el 50% de los votos en clave plebiscitaria como se propuso.

Puigdemont en todo caso ha dejado claro que pedirá concentrar los votos en Junts, con una candidatura que ya ha anunciado que irá más allá de las fronteras de los dirigentes y cargos actuales del partido. Su mensaje final, en clave ya claramente electoral, ha sido el de pedir “Concentrar la fuerza por una mayoría política y social que como en las mejores ocasiones sea capaz de dar la vuelta a las previsiones y sorprender a los ilusos enterradores de Cataluña”.

La carpeta socioeconómica

En cuanto al programa con el que concurrirá a las elecciones, Puigdemont ha pasado más de puntillas sobre las propuestas, más allá de deslizar también su capacidad de liderazgo frente al actual Govern. En la carpeta socioeconómica se ha centrado en la exigencia de revertir el déficit fiscal con el Estado y ha asegurado que el Gobierno español ha decidido no presentar los presupuestos del 2024 porque sabe, ha afirmado, que Junts no los habría avalado sin un pacto previo sobre la financiación de Cataluña. Aquí, de nuevo, ha criticado implícitamente la propuesta de financiación del Govern y ha asegurado que Junts es más ambiciosa en este tipo de exigencias de autogobierno. “Este bla, bla bla del modelo caducado desde hace diez años no les hace ni cosquillas, quejarse sin tomar una decisión no sirve de nada”, ha aseverado con vehemencia mientras recordaba que Junts inicialmente votó contra la ley de amnistía y haría lo propio con los presupuestos del Estado si hiciera falta porque “no tenemos un idilio con las izquierdas españolas”.

Sin citar a Illa

Todo ello en una conferencia sin referencias directas al principal favorito en las encuestas, el socialista Salvador Illa, más allá de mostrar una dicotomía, en palabras de Puigdemont, entre quienes quieren que Cataluña se convierta en una región y los que, citándose a sí mismo, pretenden que se convierta “en una Cataluña reconocida en el concierto de las naciones”.

El acto ha discurrido ante unos mil invitados, de Junts y del entorno independentista, que han aclamado a Puigdemont en una intervención muy medida con la intención de mostrar una apuesta decidida por el regreso a Catalunya del que es el principal activo electoral de Junts per Catalunya.