Alberto Núñez Feijóo va marcando el camino del nuevo PP. Aunque su coronación como presidente se producirá este fin de semana en el congreso de Sevilla mientras el partido, que sigue envuelto en un hermetismo absoluto, espera conocer los nombres de la futura dirección, el dirigente gallego sí va dando pistas del proyecto que tiene en mente y que se diferencia en muchas cosas con la etapa de Pablo Casado.

Entre los muchos retos (internos y externos) que afrontará está la relación con otros partidos. Desde el PNV, con el que pretende recuperar afinidad en el Congreso tras una mala racha; a Ciudadanos, socio clave en otros momentos para el PP y cuya relación con la anterior dirección estaba completamente rota. El propio Feijóo e Inés Arrimadas mantienen una interlocución bastante fluida, “ya lo hacían antes” afirman desde el entorno de la dirigente, y según ha podido saber este diario, ambos han tenido contactos directos en estas semanas recientes.

Revertir las relaciones hostiles con la formación naranja emprendidas por Teodoro García Egea con un plan que pasaba por descapitalizar al partido (haciendo que muchos de sus cargos abandonaran las siglas quedándose con el acta y con la promesa de saltar después a las filas populares) es otra decisión que ya está tomada. 

En Ciudadanos aseguran que el PP evita invitar a otros partidos para no tener que gestionar la presencia de Vox

De hecho, el presidente de la Xunta hizo llegar ese mensaje a la propia Arrimadas por distintas vías a nivel de partido y de grupos parlamentarios. En esa garantía estaba también el hecho de que el PP decidiera prescindir de la labor de Fran Hervías, el fichaje que García Egea ejecutó como venganza a la moción de censura en Murcia. Explicaron a los naranjas que esa etapa había terminado y que en ningún caso el nuevo presidente se veía reflejado en ese estilo. Muchos barones venían criticando a Casado y su número dos precisamente por la relación que había emprendido con el partido naranja (especialmente en Andalucía, donde el gobierno es sólido y estable), convencidos además de que su propio partido no conseguiría recuperar a una parte de los votantes con esa estrategia.

“En realidad los movimientos se venían produciendo de antes. Lorena Roldán se incorporó al PP en diciembre y la moción de censura de Murcia estalló en el mes de marzo”, recuerdan en el entorno de la presidenta de Ciudadanos, haciendo hincapié en que las relaciones se habían ido deteriorando con el tiempo hasta el punto de que la confianza era nula. 

Feijóo ha querido trasladar al partido naranja que la situación se estabilizará bajo su presidencia y en Ciudadanos reconocen que confían en que así sea. “Que esto haya sido un paréntesis y podamos volver al juego limpio”, explican. “Una rivalidad normal que no implique comprar cargos”, ironiza algún diputado. En la formación naranja también valoran que vuelva el PP “previsible” de años anteriores y siguen viendo un espacio de recuperación que, sin embargo, los populares ven acabada gracia al talante de su nuevo líder.

Sin partidos rivales en el congreso

Eso sí, durante el cónclave sevillano no habrá escenificaciones. El Comité Organizador que dirige Esteban González Pons ha decidido no invitar a otros partidos políticos como marca la tradición. Además de que se trata de un congreso excepcional tras la crisis interna, la dirección provisional asegura que será parecido a una refundación como ocurrió en 1990 con José María Aznar. “Con nuevos valores consiguió hacer del PP la fuerza mayoritaria del centro-derecha y a eso vamos ahora también”, recalcan en el entorno de González Pons. 

Y en este marco interno entienden que no tiene tanto sentido la participación de otros rivales políticos. Solo por cortesía se ha cursado invitación a los consejeros de Ciudadanos del gobierno andaluz que capitanea Juanma Moreno Bonilla, teniendo en cuenta que Sevilla es la ciudad anfitriona. Aunque ellos no tienen en mente acudir, quizá envíen finalmente una mínima representación.

Fuentes del partido naranja afirman que el PP tampoco tiene interés en invitar a los partidos rivales para no tener que contar con Vox. De hecho, aseguran que no tendrían inconveniente en haber invitado a su formación (Arrimadas se encuentra de baja por maternidad), pero que para los populares supondría un problema gestionar la presencia de los de Santiago Abascal. Todo ello a pesar de que Vox se convertirá próximamente en un socio oficial del PP cuando la investidura de Alfonso Fernández Mañueco confirme el primer gobierno de coalición en Castilla y León.

Como publicó El Periódico de España, la intención del PP pasaba por liquidar la investidura de Mañueco cuanto antes (previo al congreso de Sevilla para exonerar a Feijóo de la paternidad del pacto). Pero Vox ha ido dilatando la convocatoria del pleno, que a día de hoy sigue sin fecha. La decisión recae en el presidente de las Cortes, Carlos Pollán, del partido de Abascal. “Quieren protagonismo en el congreso de Feijóo. Y que se hable de eso”, aseguran con cierta molestia en el entorno de Mañueco.