No hubo anuncios de inversiones con cifras mareantes, ni proyectos concretos y tangibles puestos sobre el papel, ni comparecencias conjuntas con las grandes corporaciones americanas para adelantar una colaboración cerrada. No lo hubo, pero Pedro Sánchez parte para España, de vuelta de su gira de algo más de tres días por Estados Unidossatisfecho. Pletórico, podría decirse. Contento por haber superado el "examen". Y muy confiado en que sus conversaciones con medio centenar de altos ejecutivos de empresas y fondos mundialmente conocidos tengan sus frutos pronto. El próximo otoño, incluso. Antes de que acabe 2021.

Es lo que espera el presidente, y lo que trasladó a los periodistas, en conversación informal con ellos, en el cierre de su viaje. Desde el campus de la tecnológica HP, en la tarde del viernes, madrugada ya en España. Cree que las primeras inversiones podrán verse, por tanto, en los próximos meses, aunque otras empresas tendrán "un proceso de maduración más largo". No hay más precisiones, ni más detalles, más allá del convencimiento profundo del jefe del Ejecutivo de que, con su presencia en Nueva York, Los Ángeles y San Francisco, ha logrado que los grandes se animen a invertir en España y lo vean como un país fiable, seguro y con "oportunidades" de negocio. Que "cuenten con España", como lo expresó en una entrevista en Bloomberg Televisión. Sánchez defiende, frente a las duras críticas de la oposición -Pablo Casado calificó de "bochornoso" su viaje por no contener un encuentro con Joe Biden-, que el resultado de su gira ha sido "francamente positivo". "Hemos situado España en el radar de las grandes compañías", y lo ha conseguido, subrayó durante la rueda de prensa previa, "en el momento propicio", porque en semanas y meses "van a decidir dónde localizar sus inversiones para los próximos años".

Sánchez y su equipo comenzaron a preparar el viaje hace meses. Ahora el Gobierno bajará al detalle y se constituirán grupos de trabajo

El presidente y su equipo, comandado por el director de su Oficina Económica, Manuel de la Rocha Vázquez, y la directora del Departamento de Asuntos Exteriores de la Moncloa, Emma Aparici, llevaban preparando esta visita a EEUU desde el invierno, según relataba él mismo, cuando a raíz de sus conversaciones por videoconferencia con los altos ejecutivos de las empresas americanas vio que reclamaban un "contacto directo, personal". Y el momento para volar desde Madrid era "ahora", con el plan de

Aún queda trabajo por hacer: tras los contactos entablados esta semana, se irá bajando al detalle. Se constituirán 'task force' o grupos de trabajo para ir estudiando las inversiones posibles y entrando a la letra pequeña.

recuperación ya aprobado por Bruselas, el manguerazo de dinero de la UE próximo a liberarse en su primer tramo y con la vacunación ya muy avanzada. Además, el viaje coincide, sostuvo, con un debate que se está dando en Europa sobre la autonomía estratégica, la relocalización de industrias para responder rápidamente a crisis como las del covid.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente y CEO de HP, Enrique Lores, durante su visita en Palo Alto al 'garaje HP'. MONCLOA

NY, LA y San Francisco

La gira ha pivotado sobre tres ejes básicos. Uno, Nueva York, el corazón financiero del mundo, donde Sánchez se vio con los mayores fondos de capital riesgo y gestoras de activos y remató con Bloomberg y BlackRock. Dos, Los Ángeles, en la que se dio cita con las superproductoras audiovisuales. Y tres, Cupertino y Palo Alto, hasta donde se desplazó para charlar con los CEO de Apple, Tim Cook, y HP, el madrileño Enrique Lores, y con los ejecutivos de Intel, Qualcomm, LinkedIn, PayPal y Levi's, para luego participar en un evento organizado por la AmChamSpain y el inversor Steve Westly con los mandos de tecnológicas como Zoom, YouTube o Sentinel.

A todos ellos les remarcó que España es un país con una economía "abierta", "asequible", "con buena calidad de vida", "seguro", "competitivo en precios", que da la "bienvenida" a los inversores extranjeros -así lo expresó en Bloomberg TV-. Sánchez les insistió en que su Gobierno pone todo tipo de facilidades para las empresas, que ha creado un "ecosistema" favorable para el emprendimiento. Los fondos, en Nueva York, le interrogaron por la reforma laboral y de pensiones, por la fiscalidad, por la ley de vivienda. El presidente indicó en su comparecencia que no le formularon "peticiones", sino "preguntas", a las que respondió con la "hoja de ruta conocida", el centenar de reformas contenidas en el plan de recuperación que han sido validadas por la UE y que "forman parte del programa del Gobierno de coalición" con Unidas Podemos. Sánchez trató de sosegarles, asegurándoles que su Ejecutivo seguirá la plantilla de la socialdemocracia europea, sin estridencias, y que dotará de "estabilidad" política y "certidumbres" al país hasta las siguientes elecciones generales, que prevé para finales de 2023 o primeros de 2024. No antes.

El "Hollywood de Europa"

Cataluña no ha sido objeto de conversación, según Sánchez, a diferencia de lo que ocurría en el pasado. "Me hablan de Barcelona como cuna de 'start ups' y es cierto que todo ayuda", señalaba, en referencia a los indultos del 'procés'. "Es que hoy las prioridades son otras. Hay temas mucho más urgentes, como la pandemia, la vacunación. Pero no habría tenido problema en responder si me hubieran preguntado", indicó a la prensa este viernes.

Cataluña no ha sido objeto de conversación, a diferencia de lo que ocurría hace años, porque ahora "las prioridades son otras"

El jefe del Ejecutivo, en sus conversaciones de esta semana, expuso las grandes cifras del plan de recuperación: la lluvia de 140.000 millones de euros de Bruselas y la pretensión de movilizar otros 500.000 millones más procedentes del sector privado; el 40% de los fondos destinados a la transición ecológica, otro 28% a la digitalización y otro 10,5% a educación y formación. También les desgranó los objetivos: 32% de la reducción de gases de efecto invernadero para 2030 respecto a las emisiones de 1990, un millón de vehículos eléctricos también para 2030, la apuesta por el hidrógeno verde, el salto en digitalización, situar a España a la cabeza del 5G y en ciberseguridad, hacer del país el "Hollywood de Europa" (o sea, un gran 'hub' audiovisual) y las reformas "en múltiples ámbitos".

En Bloomberg le preguntaron este viernes en varias ocasiones por los planes de expansión de Apple, una compañía que se precia de guardar sus secretos bajo siete llaves -de hecho, en la reunión en el cuartel general con Cook solo pudo estar acompañado de la ministra de Industria, Reyes Maroto, y de Aparici y De la Rocha, y la prensa tuvo que aguardar en el centro de visitantes, sin poder entrar en el anillo central-, pero Sánchez prefirió no dar pistas. Quiere contar con la compañía de la manzana para la expansión de la inteligencia artificial y de Apple TV. Igual que con Netflix se están fortaleciendo los lazos de colaboración.

Volcado en la economía

La gira americana era la primera salida de España del presidente después de su remodelación del Gobierno. Y quiso que se notara el cambio de dinámicas. En todos los sentidos. Primero, en las temáticas. Se centró en los contenidos, en dar cuenta de los avances de las conversaciones, se le veía cómodo teniendo contacto con unos gigantes que, en lugar de lanzarle reproches -como hace la oposición a diario-, le regalaban sonrisas y elogiaban su "liderazgo". No emergió Catalunya ni quiso entrar en las cuestiones de política doméstica, más allá de denunciar el bloqueo institucional del PP. Prefirió volcarse en la economía, centrar todo su discurso en ella, sin dar carrete siquiera al porqué no se ha visto aún con Biden: la explicación es que ahora no toca y que la maquinaria de la Moncloa "siempre está activada" para buscar un contacto con él. Punto. En segundo término, por los mensajes hacia fuera: positivos, de "esperanza", optimistas. Y lo hizo así desde que puso un pie en Nueva York y fue entrevistado por la MSNBC.

Esta vez, Sánchez se paró en corrillo tres veces con los informadores y aceptó una rueda de prensa con más preguntas de las previstas por su equipo

Y tercera diferencia: las formas. Sánchez quiso enterrar (o al menos por ahora) esa etapa de presidente con poco contacto con la prensa, que rehuía las preguntas y los focos y que evitaba los corrillos con los periodistas. En esta ocasión, se paró con los informadores en tres ocasiones para charlar de manera informal con ellos -la última, este viernes-, y permitió una comparecencia amplia en Palo Alto, con siete turnos -más incluso de los que su equipo quería- y 16 preguntas. El presidente quiere evidenciar que esa "nueva etapa" lo es de verdad, y que ha de acercar el Ejecutivo a los ciudadanos.

Los contenidos y la coreografía de este viaje prueban que la Moncloa está reenfocando claramente su estrategia, en consonancia con el cambio acometido en su propio Gabinete y con el objetivo de frenar el desgaste en las encuestas: Sánchez ha borrado la huella de su consejero áulico, Iván Redondo, para hacer una política más ortodoxa y volcada más en la gestión y menos en los fuegos de artificio. Claro que esto es solo el arranque y el paso de los meses dirá si la dinámica se sostiene en el tiempo o vuelve el repliegue. El presidente también ha buscado aprovechar la ventana del verano, sin el Parlamento funcionando a pleno rendimiento y con más facilidad para colocar su mensaje y sobreponerse a los golpes de la oposición. Pero la política es tan líquida que ya nadie sabe cuánto durarán las rachas. Las que vienen teóricamente a favor y las que reman a la contra.