El juicio por los atentados de Barcelona se centró este jueves en la huida del autor del atropello de La Rambla, Younes Abouyaaqoub, hasta que fue abatido unos días después en Subirats, por dos agentes que explicaron cómo les gritó en árabe "Alá es grande" y fue corriendo hacia ellos, ignorando sus advertencias de alto. "Solo esperaba que detonase el detonador y moriríamos", declaró uno de ellos.

La testifical de la séptima sesión del juicio se realizó en orden cronológico. Los primeros en comparecer fueron los mossos a los que Abouyaaqoub arrolló con el vehículo de Pau Pérez, al que había matado en la zona de la universidad, donde es fácil aparcar si resides fuera de Barcelona. "Llegó allí a una hora que no tenía que haber llegado y se cruzó con quien no se tenía que haber cruzado", simplificó el mosso encargado de analizar su coche donde se encontró su cuerpo.

En ese vehículo Abouyaaqoub huyó de la ciudad y no dudó en arrollar el primer control policial que encontró. Uno de los mossos que resultó herido en ese momento declaró ante el tribunal: "No podré olvidarlo. Era una persona que se dirigía a nosotros sonriendo (...). A raíz de los atentados salió en todos los sitios y reconozco la sonrisa como la de él sin ninguna duda".

A preguntas del presidente del tribunal, Alfonso Guevara, el mosso al frente de la inspección del vehículo de Pérez explicó que en su informe se refirió también a otro coche, porque resultó alcanzado por los disparos de los agentes que trataban de neutralizar a Abouyaaqoub. El magistrado se interesó por uno de los impactos que alcanzó el reposacabezas del conductor. "Tuvo mucha suerte, señoría", concedió el policía.

Estrés postraumático

La sesión prácticamente concluyó con los agentes de la unidad de seguridad ciudadana de Vilafranca del Penedès a los que mandaron a Subirats a comprobar si la persona que había sido vista por la zona con camisa azul y pantalán naranja era Abouyaaqoub. Ambos quedaron en shock y sufren estrés postraumático tras abatirle. Los dos pensaron que accionaría el detonador que llevaba en una mano y que morirían o quedarían "mutilados".

El primero contó cómo "hacía caso omiso" de sus advertencias y hacía como si se cubriera con "un escudo invisible" con una mano y en la otra se veía algo que interpretó como "un detonador". "Avanzaba hacia nosotros y corría haciendo eses y empezamos a disparar. Seguía corriendo y ya hubo un momento en que a 10, 12 metros, cayó al suelo. Yo hice un cambio de cargador y me quedé apuntando y se reincorporó y volví a disparar dos o tres veces más y cayó a una distancia como la que están ustedes", explicó visiblemente afectado.

"Solo esperaba que detonase el detonador y que explotase y moriríamos. Aun así no podía levantarme", declaró. Tanto él como sus compañeros se quedaron paralizados, "en shock", hasta que llegaron más compañeros y les llevaron a una zona de seguridad para comprobar si había explosivos.

El juicio continuará el próximo lunes con más agentes que participaron en distintos momentos de la investigación.