El informe de la Guardia Civil sobre la manifestación del 8 de marzo por que el que supuestamente ha sido destituido el jefe de la Comandancia en Madrid, Diego Pérez de los Cobos, concluye que a partir del 5 de marzo no debió celebrarse ninguna manifestación o concentración en Madrid.

Remitido a la jueza que investiga si el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, incurrió en prevaricación al no prohibir la manifestación, sostiene que los responsables sanitarios tenían un "profundo conocimiento" de los riesgos de transmisión de la Covid-19 en los días anteriores. Indica también que entre el 5 y el 14 de marzo se celebraron en Madrid 130 reuniones o manifestaciones sin que la Delegación del Gobierno planteara ninguna objeción y otras 35 fueron desconvocadas.

De ellas, la Guardia Civil tomó declaración a 20 convocantes y concluyó que en varios de esos casos hubo llamadas desde la Delegación del Gobierno animando a la desconvocatoria, pero no consta en ningún registro. El ejemplo más paradigmático tiene que ver con un congreso evangelista en Madrid (IX Congreso Mundial de Asambleas de Dios: Unlimited 2020), previsto para los días 19, 20 y 21 de marzo con un aforo estimado de entre 5.500 personas y que fue cancelado "tras haberse celebrado reuniones con responsables de Sanidad que habrían desaconsejado la celebración".

Para los investigadores llama la atención que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, manifestara un día después que "se puede ir sin peligro al acto central del 8-M y, sin embargo, prohíbe un congreso evangelista".

El informe también considera que este "hecho confronta con la celebración de otra serie de eventos multitudinarios" en días posteriores -cuando los contagios iban creciendo- que iban a congregar más personas que el congreso evangelista, como el 8-M, que "tenía prevista la participación de un millón de personas" frente a las 5.500 del congreso. Al respecto, el informe señala que el 8-M comportaba un elevado numero de desplazamientos y accesos y eso implicaba reuniones de responsables de EMT, RENFE o Metro para ampliar la movilidad ante un número tan elevado de personas.

En base a ello, el documento sentencia que "a partir del 5 de marzo no se deberían haber realizado ninguna manifestación/concentración de personas en la Comunidad de Madrid con motivo de la crisis sanitaria, y no celebrar unas y cancelar otras, como al final termino ocurriendo".

Junto al 8-M, otro de los focos mediáticos más polémicos por posibles contagios fue el partido Valencia-Atalanta, que motivó el viaje de muchos aficionados el 9 de marzo. Tras constatar Sanidad en días anteriores que cuatro regiones italianas eran zonas de riesgo, los investigadores dicen que "se permitió que hinchas italianos viajaran a Valencia en plena crisis en Italia", sin tomarles la temperatura ni ninguna otra medida a pesar de venir de la región de Lombardía, "la más afectada".

Y aunque el partido fue a puerta cerrada, "los aficionados deambularon por bares y establecimientos sin control alguno".