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Lisa, Gandalf y el comando barretina

El sumario de los CDR vincula a los detenidos de la Operación Judas con Quim Torra y Carles Puigdemont y permite entender el cariz violento de las protestas

Joaquim Torra. // E.P.

Las filtraciones del sumario de los CDR ponen de relieve la descomposición en la que ha entrado el movimiento independentista a consecuencia de las condenas por el procés y permiten entender el cariz violento que han tomado las protestas desde la publicación del fallo del Supremo. Las investigaciones de la Guardia Civil ya permiten hablar de la existencia de grupos radicalizados, los Equipos de Respuesta Táctica (ERT), que han asumido su ingreso en la "máxima clandestinidad" y recelan de los CDR. Es el caso de Xavier Buigas, uno de los siete encarcelados por terrorismo en la Operación Judas, que aparece en el sumario desmarcándose claramente de los Comités, porque "ya no tenían ganas de poner lazos ni de pintar".

También Ferran Jolis, otro de los encarcelados, pone distancia con los CDR, nacidos -como se recordará- para garantizar la apertura de los colegios electorales en el referéndum del 1 de octubre de 2017. Jolis, experto en informática y comunicaciones, es un personaje clave. Primero, porque fue quien recibió el encargo "de Presidencia" (de la Generalitat) de asegurar las comunicaciones tras la ocupación del Parlament, en un plan que, según contó al juez, consistía en que el presidente catalán, Joaquim Torra, "se quedara encerrado" en la Cámara una semana y declarara la independencia en respuesta a la sentencia del Supremo. "Lo que yo entendí es que Torra estaba de acuerdo en ocupar el Parlament de manera pacífica, que les dejarían entrar y se encerrarían allí todos".

Jolis recibió otro encargo importante, este de la hermana de Carles Puigdemont, Montse. Se conocieron en una cena de recaudación de fondos para la "caja de resistencia" del CDR de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona). "Ella quería que le creara unos mails seguros para comunicarse con su hermano", relató al juez.

Jolis y Montse Puigdemont llegaron a reunirse, pero entre medidas de seguridad -en las que participaron Buigas y otro de los siete presos preventivos, Eduard Garzón- que a la Guardia Civil le recuerdan los procedimientos de la extinta ETA. La cita acabó celebrándose a bordo de un coche, mientras, desde otro, se vigilaba para que la reunión fuera "discreta", tal como había pedido la hermana del expresident. Jolis grabó su número de móvil con el nombre de "Montse L.". "L" de "Lisa", el nombre en clave que daban a Carles Puigdemont, "el que está con los flamencos en Bélgica, el mandamás, para que me entiendas", le dice Jolis a otro de los detenidos en una conversación intervenida en octubre de 2018, un año después del referéndum del 1-O.

Torra, por su parte, era "Gandalf". En la misma conversación Jolis le dice a su interlocutor que trabaja "con ellos (Puigdemont y su hermana) para blindarles comunicaciones y asegurarles una comunicación también con Gandalf". Y añade: "Gandalf es el que está aquí. El que ya sabes quién es, ¿verdad?".

El sumario de los CDR vincula con claridad a los detenidos con Torra y Puigdemont y revela la existencia de un "CNI catalán" al que, a tenor de las escuchas y las declaraciones ante el juez, Torra no podía ser ajeno.

Los miembros del ERT tenían fotos de comisarías, coches policiales no logotipados y torres eléctricas (potenciales objetivos); uno de ellos, Jordi Ros, reconoció al juez que fabricó explosivos, y el aeropuerto de El Prat ya figura como objetivo. Incluso fantasean con la posibilidad de que su ocupación ("como en Hong Kong") obligue al Gobierno a desplegar soldados. "Sería una victoria, el Ejército aquí". Sus conversaciones dejan claro el malestar con los líderes que cunde en las bases más radicalizadas del independentismo: "Somos cuatro gilipollas luchando por imbéciles que no se lo merecen".

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