Joaquim Torra propuso ayer por carta a Pedro Sánchez una reunión este mes en Barcelona para concretar "los términos del diálogo" y abordar "la autodeterminación". En la misiva, sin embargo, el presidente catalán se olvida de mencionar el ultimátum que lanzó la víspera desde la tribuna del Parlament, del que ERC, su socio en el Govern, se desmarcó sin tapujos, y que Junts per Catalunya (JxC), el grupo del mandatario, prefirió sustituir por una propuesta de diálogo "bilateral" al Ejecutivo, sin "condiciones ni renuncias" ni límites temporales, "basándose en el derecho de autodeterminación".

Así consta en una propuesta de resolución que hoy se votará en el Pleno del Parlament, en la última jornada del debate de política general, firmada por ERC y JxC.

El Gobierno de Pedro Sánchez rechazó la iniciativa de reunión de Torra, argumentando que no es "el momento" de celebrar la segunda cita entre ambos gobernantes, lo que prueba el fuerte malestar de Sánchez por el ultimátum lanzado el martes por el president, y que el Ejecutivo rechazó de plano a las dos horas.

Pero Torra tiene otros problemas. Y en sus propias filas. En primer lugar, en las de ERC, en nombre de quien también hablaba el martes cuando amenazó al Gobierno con retirarle el apoyo de todo el "independentismo", si en un mes no pactaba el "modo" de celebrar un referéndum de independencia.

El portavoz adjunto de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, fue tan taxativo como siempre: "Por el Grupo parlamentario de ERC en Madrid habla solo el Grupo parlamentario de ERC en Madrid". Y añadió un aviso para navegantes: "Los ultimátums los carga el diablo".

Rufián dijo que su partido "no sabía" nada del ultimátum. Ni tampoco el PDeCAT, algunos de cuyos diputados acusaron a Torra de ir "por libre". La ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, concluyó que el ultimátum de Torra "es suyo".

Durante la segunda jornada del debate de política general en el Parlament, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, reclamó "menos gesticulación y más estrategia", y a "los que tienen prisa" (no mencionó a Torra) les advirtió que "quien prometa atajos es un ingenuo o nos engaña" y lo que no harán los republicanos "es vender humo".

El debate sirvió para evidenciar las diferencias estratégicas que separan a los tres partidos secesionistas: JxC, ERC y la CUP. Los "cuperos" mantienen su "tarjeta roja" a Torra, al que siguen viendo como un autonomista.

Su portavoz, Carles Riera, le espetó: "Entre el movimiento republicano y la autodeterminación hay un embudo. Entre el 1-O y la ruptura con el Estado hay una barrera. Y este embudo y esta barrera son ustedes". La Generalitat engaña a la gente, acusó.

En su intervención, el líder del PSC, Miquel Iceta, avisó al presidente de la Generalitat de que "cuando Cataluña ha jugado al todo o nada, ha perdido siempre", así que le aconsejó apostar por el camino del "diálogo, la cooperación y la lealtad institucionales".

La líder de Cs, Inés Arrimadas, que subió a la tribuna con una bandera española, recomendó a Torra no confundir la "debilidad" del Gobierno de Sánchez con una "debilidad de la democracia" española, y se dijo preocupada por las "amenazas" del president.

Entre las propuestas de resolución que se votan hoy, destacan dos: una de la CUP, que quiere que el Pleno se reafirme en la proclama secesionista del 9-N y las leyes de ruptura, y otra de JxC para reprobar al Rey y pide la "abolición" de la Monarquía.