Santamaría y Casado afirman tener a mano la victoria en el congreso de la sucesión

El congreso de la sucesión arranca hoy en Madrid, con los dos aspirantes a relevar a Mariano Rajoy -Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado- asegurando que tienen a mano la victoria. Ambos cerraron anoche la campaña con mítines en Madrid, pero antes exhibieron estilos distintos incluso al convertir en actos públicos sus altos en el camino para reponer fuerzas.

La exvicepresidenta se mostró en una comida de trabajo con su equipo en la sede nacional de la calle Génova. De menú, "pizza". El vicesecretario de Comunicación prefirió compartir una comida de asador con siete exministros de la era Rajoy: Rafael Catalá, Dolors Montserrat, José Manuel García-Margallo, Dolores de Cospedal, Isabel García-Tejerina, José Manuel Soria y Juan Ignacio Zoido. Los siete y el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz firmaron un manifiesto de apoyo a Casado.

El resto -hasta los actos de Santamaría en el barrio de Puente de Vallecas y del vicesecretario en el Paseo de Recoletos- fue una prolongación de la guerra de cifras y nombres que los dos contendientes han librado toda la semana. El "bombardeo" de mensajes en las redes sociales ya empezó el miércoles por la noche, cuando dirigentes y cargos gallegos hicieron públicas sus preferencias; muchos de ellos por Casado, pero otros por Santamaría, que sigue diciendo que tiene más apoyo en Galicia del que el propio Alberto Núñez-Feijóo piensa. Incluso hubo un momento en el que el entorno de Casado echó a rodar el bulo de que el triunfo era seguro y Santamaría sopesaba retirarse. El equipo rival lo tachó de "intoxicación" solo achacable a los "nervios" del candidato.

El director de campaña de Santamaría, José Luis Ayllón, contraatacó con números: cuentan ya con el 63 % de los apoyos y siguen "subiendo". Y la exvicepresidenta lanzó un ataque directo a su oponente. Las elecciones, le advirtió, se ganan "ocupando el centro del tablero" y abarcando todo el centro-derecha, pero no dirigiendo el partido a "una esquina", aludiendo al perfil de derecha aznarista que Casado ha ido perfilando desde las primarias del 5 de julio, cuando perdió ante Santamaría por 1.500 votos.

Los dos aspirantes, sin embargo, negaron saber por qué no se ha invitado a Aznar al congreso. Pero las sentidas quejas del exmandatario merecieron una explicación del presidente del comité organizador del cónclave, Luis de Grandes: la militancia "tiene tristeza porque se siente tratada con un cierto desdén" por parte de Aznar, ante quien el partido ha mantenido "mucha deferencia y mucho silencio".